La patronal eléctrica Unesa, nacida en 1944 por iniciativa de José María de Oriol y Urquijo (presidente de Hidrola, luego Iberdrola) con los auspicios del Gobierno, ha cerrado una etapa. Desde ayer se llama Aelec (Asociación de Empresas de Energía Eléctrica) y busca la adaptación a los nuevos tiempos. El objetivo inicial de la otrora todopoderosa institución era dar respuesta al aumento de la demanda y a la pertinaz sequía, así como interconectar los sistemas regionales. Aunque se creó como sociedad anónima (Unidad Eléctrica SA), pronto comenzó a funcionar como una patronal en la que el patriarca Oriol (llegó a ser procurador en Cortes) hacía y deshacía con el permiso de Franco.

Pero ahora, casi 75 años después, las eléctricas ya no mandan tanto. El oligopolio ha perdido el predicamento de entonces, en los que desde Unesa se dictaban real-decretos y órdenes ministeriales y funcionaba como un verdadero centro de estudios sectorial con sesudos análisis ad hoc. Unesa, que en 1999 se convirtió oficialmente en patronal, ha quedado reducida de las 17 empresas iniciales a cinco (EDP, Endesa, Iberdrola, Naturgy y Viesgo) después de muchas integraciones y entre ellas se ha roto la sintonía de los años gloriosos del todos a una. Ahora cada una monta su estrategia y su lío y ya no celebran aquellas reuniones periódicas.

Definitivamente, la transición energética ha llevado a la entidad a reconvertirse y quitarse la caspa del pasado. La vieja Unesa (Aelec) es hoy una asociación mucho más pequeña y menos ambiciosa. El cambio responde al intento de de renovar los objetivos, pero también de mejorar su imagen conectándolos con la evolución de la sociedad hacia una transición energética limpia de polvo y carbono.

La presidenta de Aelec, Marina Serrano, que accedió al cargo en octubre para abordar este cambio, explicó que la nueva patronal dejará de centrarse en todos los negocios eléctricos para hacerlo en “la difusión, divulgación y promoción de los aspectos técnicos y regulados de las actividades eléctricas, así como brindarse como actor clave para ayudar a una adecuada transición energética en España”, mientras presentaba la nueva imagen a la ministra del ramo, Teresa Ribera.

Es decir, dedicarse a los negocios regulados y dejar que los liberalizados (distribución y comercialización) sean responsabilidad de las empresas. O, dicho de otra forma, que no salpiquen a la asociación con sus disputas sobre el futuro de las nucleares y el carbón, por ejemplo, que les ha producido más un encontronazo. De hecho, ya ni se reunían periodicamente, como en otros tiempos. Con la nueva imagen, además, podrá incorporar otras empresas que han llegado al sector y que, hasta ahora, han encontrado las puertas cerradas.  

Las cinco empresas asociadas en Aelec representan una aportación directa del 0,8% al PIB nacional, generan 180.000 empleos y dan servicio a 28 millones de puntos de suministro. Su contribución tributaria es de unos 4.700 millones anuales.

Los principios sobre los que trabajará se basan, además, en dar un papel crucial a las redes de distribución, “imprescindibles” para esa descarbonización; lograr calidad y seguridad de suministro y estabilidad regulatoria y usar la digitalización como acelerador del proceso descarbonizador.

La presidenta de Aelec, Marina Serrano, aprovechó una pregunta sobre el aumento de los precios del mercado mayorista, de la que dijo que era una coincidencia de precios altos de las materias primas, para recordar que se ha insistido a los Gobiernos para que ‘limpie’ la tarifa eléctrica, ya que recoge costes que no corresponden a la producción y más de la tercera parte son impuestos y cargas como las primas a las renovables o los costes extrapeninsulares que tienen que soportar las eléctricas.

Además, Serrano valoró que sea la CNMC la que intervenga en el mercado y fije las tarifas. Asimismo, destacó que el autoconsumo “es uno de los elementos que va a configurar el nuevo sistema eléctrico”.

Fuente: El País