Una mezcla de enfado y resignación es lo que se está viviendo este sábado por la mañana en el aeropuerto Adolfo Suárez-Madrid Barajas con motivo de la huelga de taxistas que ha dejado sin servicio a toda la ciudad. Los pasajeros que llegan a las terminales procedentes de los más diversos puntos del planeta se encuentran con que no tienen servicio de taxi y que tienen que prolongar su viaje en metro o en autobús, lo que genera graves molestias a la mayoría. Los taxistas de Madrid han anunciado este sábado una huelga «espontánea» e indefinida en solidaridad con sus compañeros de Barcelona en la que el colectivo reivindica la limitación de las licencias de VTC (alquiler de vehículos con conductor), que usan las compañías Uber y Cabify.

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En la terminal de salidas de la T4 tan solo hay siete taxis aparcados. Son los servicios mínimos que atienden a personas mayores, parejas con bebés o personas con movilidad reducida, además de alguna urgencia. El resto, son informados por los integrantes de un piquete de taxistas de que no existe servicio de taxi en Madrid y que tienen como medios alternativos el autobús, el metro o el cercanías. Una de las pasajeras afectadas, Elisabeth Ryan, procedía de un vuelo de Australia con escala en Dubái. Solo habla inglés por lo que se añade otro problema a la falta de taxis. Iba a pasar solo un día en Madrid porque mañana sale para Sevilla para ver a unos amigos. “Me encuentro sola, sin saber el idioma, sin saber cómo puedo llegar al hotel. Después de más de 24 horas de vuelo. Esto es desesperante, me dan ganas de llorar”, explicaba la mujer que, pese a su situación, esbozaba una sonrisa en su rostro. “Voy a llamar al hotel al que voy [en el distrito madrileño de Ciudad Lineal] a ver si tienen servicio de recogida y pueden venir a por mí. Si no, no sé cómo voy a llegar en una ciudad en la que desconozco todo”, concretó la mujer.

La situación era desesperante para la mayoría de los viajeros de vuelos transoceánicos. Así le ocurrió a una familia procedente de Argentina que ha pasado 14 horas en el avión y cuyo hotel de destino estaba en Gran Vía. “No nos han avisado de nada, no sabemos cómo podemos llegar al centro, es un poco desesperante pero espero que lleguemos al hotel lo antes posible y podamos descansar”, explicó Claudio Barilaro, que iba a pasar con su familia una estancia en Madrid, Barcelona y París. “Allí estamos acostumbrados a este tipo de situaciones y tampoco le damos mucha importancia”, apuntillaba su hija mientras apuraba un cigarrillo.

Uno de los que mayor desesperación sufrió fue un ingeniero informático vecino de Getafe, Félix Cruza. Cuando llegó a la terminal cargado de maletas se encontró con la desagradable sorpresa de que no había taxis. “Encima, es que allí es ahora invierno y vengo con ropa de abrigo con el calor que hace aquí en Madrid. Cuando me lo han contado, me he sentido muy mal, bastante desesperado, pero ahora no queda otra que poner soluciones y llegar a casa cuanto antes”, explicó este afectado, que había estado volando desde Santiago de Chile durante 13 años. Su solución fue cogerse el tres de cercanías hasta Getafe.

Algunos se lo tomaron con resignación y lo vieron como una experiencia para conocer Madrid. Es el caso de Benjamín Ernesto Langer, un chileno que iba a pasar con su novia de Logroño una estancia en la capital. “En Chile estamos acostumbrados a todas estas movidas. De hecho, allí un carabinero mató a un conductor de Uber. Le disparó cuando estaba huyendo. Me temo que esto es un problema que afecta a todos los países”, explicó este joven. La pareja optó por coger un autobús exprés que les llevó directamente al centro de la ciudad.

Durante toda la mañana los empleados de información del servicio turístico de Madrid, del metro y de cercanías estuvieron informando a los viajeros la forma más rápida de llegar a los diversos puntos de la ciudad. Se formaron algunas colas en las máquinas expendedoras de tarjetas. Esto supuso otro problema añadido, ya que más de un visitante desconocía que para utilizar los transportes públicos en Madrid es necesario adquirir previamente esta tarjeta, en la que posteriormente se cargan los billetes. “Menos mal que se puede pagar con tarjeta de crédito, porque recién llegados no tenemos ni un euro”, comentó una viajera afectada de origen ecuatoriano.

Fuente: El País