En 2012 las dudas sobre la continuidad del euro y la crisis de la deuda soberana en los países del sur de Europa hicieron tambalear los cimientos de los mercados financieros mundiales. Grecia reclamaba por segunda vez ayuda financiera al FMI, la UE y el BCE. Portugal lo hizo por primera (y única) vez. España pidió asistencia financiera extranjera para su sistema bancario tras la intervención de Bankia. Y Mario Draghi, por entonces recién llegado a la presidencia del BCE, pronunció su ya archiconocida frase para calmar a los mercados: «Haré todo lo necesario para garantizar la estabilidad del euro. Y creedme, será suficiente».

Un cóctel de noticias que llevó a los mercados a una situación crítica. Por ejemplo, la prima de riesgo española alcanzó máximos por encima de los 600 puntos básicos. Y la rentabilidad exigida al bono soberano español a 10 años superó el 7,5%.

Desde entonces, muchos acontecimientos han vuelto a poner en guardia al mercado. El sí del Reino Unido a abandonar la Unión Europea provocó la peor sesión del Ibex de su historia; la sombra de la crisis sobre la economía china vapuleó las Bolsas y hundió el precio del petróleo, o la elección de Donald Trump como presidente de Estados Unidos, que pilló a los inversores con el pie cambiado. Pero ninguno de estos acontecimientos ha asustado tanto al mercado como lo hizo la crisis de deuda de 2012.

Según la última encuesta de Bank of America-Merrill Lynch, el 60% de los gestores de fondos globales identifica la guerra comercial desplegada por Trump contra Rusia, China y la UE como el mayor riesgo para el mercado. Nunca, desde 2012, un mismo factor había suscitado tantos recelos entre los gestores.

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De hecho, el 28% de los encuestados apuesta por vender acciones europeas en caso de que las tensiones comerciales arrecien. El optimismo por las Bolsas europeas cae a mínimos de diciembre de 2016, en plena resaca tras el referéndum del brexit. Tan solo el 12% de los inversores aconseja sobreponderar las Bolsas europeas, mientras que hace un mes este porcentaje representaba un 20%.

No obstante, los expertos encuestados por Merrill Lynch prevén que la tensión comercial amaine según se acerquen las elecciones en EE UU de mitad de mandato, en noviembre. Algo que, en su opinión, podría desencadenar un rally en las Bolsas europeas en el corto plazo, que no llevaría a los índices de referencia a batir nuevos récords.

Atenazadas las empresas por cómo el afectará la introducción de aranceles a las importaciones estadounidenses, los gestores de fondos no prevén que la temporada de resultados que acaba de comenzar sea el catalizador que lleve a las Bolsas de nuevo al alza. Solo el 12% de los gestores espera que el beneficio por acción de las compañías europeas aumente en el próximo año. Se trata del nivel más bajo en dos años. Hace un mes, este porcentaje alcanzaba el 18%. Y un 27% espera que esta variable aumente menos de un 10%, pese a la fortaleza aún exhibida por el ciclo económico.

En concreto, el sector en Europa que mejores perspectivas ofrece a los gestores es el petrolero, donde el 18% recomiendan sobreponderar. Mientras, la alimentación es ante el que se muestran más pesimistas, con un 21% que optan por infraponderar. No en vano, en España Dia es el peor valor del Ibex en el año, que pierde un 51% en el año. El sector salud registra las mejores perspectivas en dos años y el retail, tras un año de dudas, consigue que se imponga el consejo de compra.

Aconsejan infraponderar España

 El apetito por la Bolsa española se ha mantenido congelado en el último mes, con algo menos del 5% de los gestores apostando por infraponderar. El mercado europeo favorito es el francés, respaldado por el 18%, seguido por el alemán. La Bolsa italiana se mantiene como la que más recelos despierta entre los gestores de fondos, con un 36% que opta por infraponderar. La percepción sobre el Reino Unido es la menos negativa desde que hace dos años el país votase abandonar la Unión Europea. Un 18% aconsejan infraponderar, frente al 21% registrado hace un mes.

Fuente: El País