Rodrigo Echenique (Madrid, 1946), presidente del Popular, sostuvo, durante más de tres horas en la Comisión de investigación de la crisis financiera del Congreso, que cuando compraron el Popular «no valía nada porque había perdido la confianza del mercado y de sus clientes». Admitió que ha sido una desgracia para sus accionistas y aseguró que no han encontrado irregularidades en sus cuentas.

Echenique (Madrid, 1946), llegó a la Comisión días después de que los expresidente Ángel Ron y Emilio Saracho realizaran un cruce de acusaciones sobre la responsabilidad en la caída del banco. El histórico ejecutivo del Santander se alineó más con Saracho al quitar todo valor al Popular, justificando así que hubieran incorporado a sus cuentas un total de 2.000 millones de los accionistas y bonistas del Popular.

Echenique, que fue un hombre de confianza de Emilio Botín y después de su hija Ana durante 30 años, afirmó que no han encontrado «ninguna joya en los cajones del banco» en referencia a un mayor valor que algunos aseguran que tiene la entidad. También comentó que el Santander asumió un riesgo importante en la operación, “por el del deterioro de la franquicia”, en referencia a la fuga de los clientes tras la compra o si no hubieran podido motivar a la plantilla, “que estaba muy desanimada tras más de un año sin dar créditos y escondiéndose de los clientes en las oficinas porque les reclamaban lo que habían perdido”.

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De forma gráfica dijo a los diputados que el Popular “podía parecer que era un banco magnífico, pero estaba calificado muy por debajo bono basura; quizá antes fue muy rentable y bueno, pero hace 30 años yo también era más joven”.

Insistió en que el Santander tuvo que inyectar 7.000 millones “porque el valor patrimonial era cero”, además de 13.000 millones en liquidez para atender a los clientes nerviosos. Tras los ajustes, destacó el gran valor del Popular para el grupo “porque nos aporta siete puntos más de cuota en España, con un buen negocio en pymes, y dos puntos más en Portugal”.

Pese a todo, Echenique admitió que la operación “no es maravilla; es una desgracia para los 305.000 accionistas que perdieron su dinero y merecen que se les diga por qué». Admitió que para las cuentas de 2017, el Santander espera aprovechar 1.000 millones en créditos fiscales procedentes del Popular vía pago del Estado o una compensación sobre futuros impuestos, “según lo que decida la autoridad tributaria”.

Ante las preguntas de los diputados sobre un posible trato de favor al Santander, ya que nadie más pujó en la subasta, recordó que su oferta “fue la única que se presentó por Popular y no es la primera vez que una entidad financiera cambia de dueño por un euro, ya que en España pasó por ejemplo con la CAM y Unimm”, que quedaron en manos del Sabadell y el BBVA respectivamente. Afirmó que la teoría de la conspiración para favorecerle “no se sostiene” por la cantidad de autoridades que debían estar implicadas: BCE, Banco de España, FROB, Unión Europea y la JUR. Defendió las pérdidas de 13.000 millones declaradas por el Santander en el Popular en 2017, aspecto que está investigando la CNMV, y dijo: “No hemos encontrado falsedades en el Popular, pero que los jueces decidan”.

El proceso, en su opinión, ha sido el mejor posible ya que ha tenido coste cero para el contribuyente, ha dado estabilidad al sistema financiero y ha permitido a los clientes del Popular mantener sus depósitos. «Solo el Santander evitó esa liquidación y los efectos que habría tenido en el mercado español. Hubiera sido un mal asunto para España», sentenció.

Fuente: El País