El aeropuerto de Barajas amaneció el lunes sin las colas de taxis que acostumbran a esperar a los viajeros. El gremio decidió, esta vez, montarse en sus vehículos para salir a la calle y colapsar la capital en señal de protesta por el conflicto de las licencias VTC, empresas de alquiler de vehículos con conductor como Uber o Cabify. Ante las puertas del Ministerio de Fomento y con sus coches ocupando ocho de los 10 carriles del Paseo de la Castellana, los conductores gritaron exigiendo una solución para «el intrusismo que están sufriendo» y para que «se cumpla la ley del 1/30» —una licencia de VTC por cada 30 taxis— .

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«Somos un gremio demasiado apaleado. No somos un monopolio. Nuestras tarifas son fijas y nos la pone el Ayuntamiento. Las VTC no cumplen la normativa. Es una piratería pura y dura. Hemos salido a la calle para decir basta ya», comentó el taxista Alonso Fernández.

La marcha comenzó a las diez de la mañana cuando, tras anunciar el parón, cientos de taxis se dirigieron en fila india desde la T4 hasta las puertas del ministerio haciendo ruido con sus bocinas. Azucena Sierra fue una de los taxistas que se montó en su taxi y apretó el claxon de su vehículo para mostrar su descontento. «Un 98% de los que estamos aquí se ha hipotecado para tener un taxi y ahora no vamos a tener trabajo. Lo único que queremos es poder ganarnos la vida y para ello tenemos que vender nuestra vida al diablo. Nunca vemos a nuestros hijos», relató Sierra.

Los manifestantes también se quejaban del estereotipo de mala imagen que la sociedad «tiene» de ellos. «El taxista no es simplemente un señor que se levanta a las cuatro de la mañana para sentarse en el lado izquierdo de un vehículo. También somos aquellos que llevaron heridos en nuestros coches sin que nos importara que mancharan nuestro coche de sangre», gritó un hombre con un megáfono durante la concentración.

Los manifestantes subrayaron que las VTC siempre han existido en España y nunca ha habido problemas entre ellos. «Ofrecían un servicio de lujo que nosotros no podíamos realizar. Mi tío, por ejemplo, trabajaba en una VTC porque era el único en Madrid que tenía un cadillac blanco. Era el coche que llevaba a Gary Cooper», comenta el taxista Francisco Fernández, que añadió que la compraventa de licencias ha dañado a muchos trabajadores del gremio. Otros taxistas ven que la empresa del taxi tiene que actualizarse para ser más competitiva, pero siempre «que se respeten sus derechos».

«Esperamos que esta sea la última [huelga] que hagamos. No puede ser, hemos llegado al 1/4 [una licencia por VTC por cada cuatro taxis] cuando la ley dice 1 para cada 30», explicó Alfonso García, presidente de la plataforma Caracol, que ve este «movimiento» como una «especie de 15-M».

Cuando los portavoces de los diferentes colectivos que, espontáneamente, decidieron levantarse en huelga este fin de semana, llegaron a las puertas del ministerio para comenzar la reunión con el secretario de Estado de Transporte, las lágrimas y los abrazos afloraron entre los manifestantes «Ni un paso atrás» corearon cientos de voces. Tras la reunión los diferentes portavoces anunciaron que, de momento, los paros iban a seguir, aunque «hay que esperar la decisión de las asambleas».

Fuente: El País