Banco Sabadell ha vendido a Deutsche Bank y al fondo de inversiones Carval Investors una cartera de créditos, principalmente hipotecarios, con un saldo vivo de unos 2.295 millones de euros.

La entidad española ha explicado que la operación tendrá un impacto negativo en la ratio de capital Common Equity Tier 1 (fully loaded, como si se aplicasen las normas de Basilea II en su totalidad) de 3 puntos básicos, lo que incluye provisiones adicionales con un impacto neto aproximado de 32 millones de euros en resultados.

Una semana antes el banco presidido por Josep Oliu se había desprendido de la mayor parte del lastre del ladrillo. Vendió a Cerberus dos carteras de activos denominados Challenger (activos adjudicados del propio Banco Sabadell) y Coliseum(activos procedentes de CAM) con un valor bruto contable conjunto de 9.100 millones de euros y un valor neto de 3.900 millones de euros.

El pistoletazo de salida a la venta de grandes carteras inmobiliarias lo dio hace un año Santander, que vendió a Blackstone la mitad del negocio inmobiliario de Popular, valorado en 30.000 millones ,e integrado por la cartera de inmuebles adjudicados, créditos dudosos procedentes del sector inmobiliario y otros activos relacionados con esta actividad. La operación se realizó con la creación de una sociedad controlada por el fondo y que permita a Santander liberarse de la carga tras la compra de la entidad. A esta sociedad Popular traspasa el negocio constituido por los activos señalados al que se suma también el 100% del capital de Aliseda, la gestora inmobiliaria de Popular. La valoración atribuida a los activos en España (inmuebles, créditos, y activos fiscales, sin incluir Aliseda) es de, aproximadamente 10.000 millones de euros.

Por su parte, Caixabank, otras de las entidades financieras afectadas, vendió este junio a Lone Star activos inmobiliarios por 7.000 millones.

BBVA, por su parte, firmó también este mes de junio la venta de Sintra una cartera de crédito promotor por 1.000 millones de euros. Está compuesta por préstamos de promociones de viviendas terminadas, distribuidas por la geografía española, en Andalucía, Madrid, Valencia y Cataluña. Con esta operación, puso prácticamente el broche a su estrategia de reducir por completo su exposición al riesgo inmobiliario en España, en la mitad del tiempo previsto inicialmente.

Fuente: Cinco Días