La noche del 31 de octubre se celebra Halloween, una fiesta importada de origen pagano que se ha convertido en una de las más importantes y conocidas. Se inició en Irlanda, celebrada por los antiguos celtas, que creían que en esa noche quedaba abierta la puerta entre el mundo de los espíritus y de los vivos. Posteriormente los emigrantes lo llevaron a Estados Unidos y allí se popularizó definitivamente.

La popularidad de esta fiesta ha trascendido también a nuestros tribunales, bien porque se han enjuiciado delitos directamente relacionados con las celebraciones de esa noche, bien por otros motivos, como actos que generan responsabilidad civil.

Actos vandálicos en la noche de las brujas

La víspera del 1 de noviembre puede despertar en algunos sujetos, muchas veces en menores de edad, la necesidad de alterar la paz pública, no sabemos si porque los espíritus vagan libres esa noche.

Así, en una sentencia dictada por la Audiencia Provincial de Murcia (accede AQUÍ al texto) se enjuició un caso ocurrido en la ciudad la noche de halloween de 2013, cuando unos 15 menores obstaculizaron la vía colocando barricadas con objetos varios, como contenedores volcados, palets de madera y otros objetos. Lanzaban piedras, petardos y huevos a los vehículos que por allí transitaban, con el consiguiente desasosiego para los ciudadanos, e incluso se atrevieron a lanzar una piedra a un coche policial con los agentes en su interior. La Audiencia confirmó la condena establecida al único muchacho que fue identificado: libertad vigilada y la realización de actividades lúdicas y deportivas de su entorno social, para una adecuada ocupación de su tiempo libre.

Truco o trato

Una actividad tan inofensiva como el hecho de pedir dulces y golosinas puede terminar mal, incluso para los niños. La Audiencia de Castellón (accede AQUÍ al texto) condenó a un vecino por 4 faltas de lesiones dolosas. La noche del 31 de octubre de 2008, cinco menores accedieron a un edificio e iban llamando a las puertas para pedir golosinas, como es habitual en la fiesta de Halloween. El vecino que fue condenado estaba esperándoles en el rellano, se metió en el ascensor con ellos y les fue golpeando hasta que el elevador les dejó en la planta baja. Después les echó a la calle. Un final desasosegante que nunca olvidarán, sin duda.

Esa noche debe conducirse con cuidado, debido a la cantidad de niños disfrazados que en algunos barrios deambulan por la calle. En la noche del 31 de octubre de 2007, durante la fiesta de Halloween, un conductor atropelló a un niño disfrazado de esqueleto mientras cruzaba un paso de cebra. El hombre fue condenado por la Audiencia Provincial de Valencia (accede AQUÍ al texto) por una falta de imprudencia leve y a indemnizar al menor con 504.328 euros, debido a las lesiones derivadas del atropello.

Una fiesta diabólica

¿El hecho de que la víctima vaya vestida de vampiro supone una provocación para ser agredido? Claro que no, y así lo entendió la Audiencia Provincial de Madrid cuando confirmó la condena a una mujer por lesiones leves a un hombre vestido de Drácula (acceda AQUÍ al texto) La madrugada del 1 de noviembre de 2016, en la puerta de una discoteca, el hombré piso accidentalmente a una mujer, que reaccionando de forma violenta le propinó una bofetada en la cara, ocasionándole una traumatismo facial que tardó 7 días en curar. Se trató de una agresión sin provocación alguna.

Miedo y susto, pero sin pasarse 

Crear un ambiente tenebroso y oscuro que propicie la sensación de miedo y susto puede estar muy bien, pero cuidado con las consecuencias no deseadas. 8.373,60 euros tuvieron que pagar una empresa de espectáculos públicos y uno de sus empleados a una menor, debido al exceso en provocar miedo. La niña se encontraba en el parque de ocio propiedad de la empresa viendo una actuación propia de Halloween cuando el empleado –actor– disfrazado para la ocasión, con manchas de sangre ficticia y portando una motosierra, se apareció a la niña, que comenzó a correr instintivamente, chocando con una valla y lesionándose en la pierna. La Audiencia Provincial de Madrid (accede AQUÍ al texto) declaró la responsabilidad civil de empresa y empleado.

La excusa de que se trataba sólo de una broma, de que solo quería dar un susto al estar cerca la fiesta de Halloween, no le se sirvió para evitar la condena de la Audiencia Provincial de Madrid (accede AQUÍ al texto) por un delito de amenazas leves. Según los hechos probados, la actitud del denunciado no era jocosa, sino de amenaza, lo que llevó a la víctima a llamar a la policía. El hombre amenazó a la víctima, no una, sino varias veces, una de ellas provisto de una careta y acompañándolo de una risa amenazante.

Cuidado, el disfraz puede no ser tal

La noche del 31 de octubre de 2009 una empleada observó como un individuo oculto tras un pasamontañas entraba en la tienda, acercándose a ella y pidiéndole que abriera la caja registradora y le entregara el dinero. La empleada se negó al creer que era una broma propia del día de Halloween, pero en realidad se trataba de un robo. Al negarse a entregar el dinero, el caco sacó un cuchillo amenazándole con clavárselo. Se apoderó de 400 euros y la empleada afortunadamente no sufrió lesión alguna. Tras ser detenido y juzgado, la Audiencia Provincial de Tarragona (accede AQUÍ al texto) le condenó como autor de un delito de robo con violencia e intimidación mediante el uso de arma blanca como autor de un delito de robo con violencia e intimidación mediante el uso de arma blanca a la pena de prisión de 2 años y 4 meses.

Fuente: El País