Sergio Marchionne deja un gran vacío que llenar. El consejo de Fiat Chrysler lo reemplazó el pasado sábado como presidente ejecutivo después de que se deteriorase su estado de salud por complicaciones derivadas de una operación reciente. Su sucesor, Mike Manley, dirigía Jeep, la marca más rentable de la automotriz italoamericana y que es clave en el nuevo plan a cinco años de Fiat. Eso debería proporcionar un continuismo. Pero sin Marchionne al volante, Fiat, valorada en 30.000 millones de euros, puede ser un objetivo de adquisición más atractivo.

Marchionne, que se iba a jubilar a principios de 2019, rescató a Fiat del borde del colapso en 2004. Luego se hizo cargo de Chrysler después de su quiebra, y la convirtió en el motor de ganancias para el grupo entero. Eso le permitió el mes pasado anunciar que el balance general de FCA estaba a punto de pasar de tener una deuda neta a una caja neta, algo que remarcó al cambiar su famoso jersey negro por una corbata.

Es apropiado, entonces, que la junta lo reemplace por el hombre que está detrás de gran parte del progreso de la compañía. Manley, un británico, encabezó una cuadruplicación de las ventas de Jeep desde que asumió el cargo en 2009. Y el mes pasado, al revelar los planes de la compañía hasta finales de 2022, Marchionne dijo que quiere que haya al menos un Jeep por cada 12 todoterrenos vendidos por la industria en el mundo.

Este supuesto significaría duplicar las ventas. El papel crucial de Jeep en FCA fue evidente el año pasado, cuando las noticias giraron en torno a que la automotriz china Great Wall estaba interesada en comprar la marca. La venta de Jeep, dijo Marchionne, dejaría solo un “bache”.

El nuevo plan de cinco años pretende abordar la venta al reducir la oferta de coches pequeños y aumentar las ventas de Jeeps y otros SUV tanto en Europa como en China. La nueva estrategia, en la que Manley habría estado estrechamente involucrado, deja clara la idea de Marchionne de mantener independiente a FCA. Eso fue después de que sus salidas a Bolsa en 2015 para captar socios cayeron en saco roto.

Perder un jefe tan carismático puede terminar provocando que la empresa que salvó sea un objetivo más atractivo en el futuro.

Los autores son columnistas de Reuters Breakingviews. Las opiniones son suyas. La traducción, de Daniel Domínguez, es responsabilidad de CincoDías.

Fuente: Cinco Días