El enfrentamiento entre Correos y las empresas de logística y transporte de carga asociadas a UNO, por el pretendido acceso libre y gratuito de los repartidores a las taquillas del servicio Citypaq del gigante público, está a punto de llegar a la vía judicial.

La asociación empresarial prepara una demanda, tal y como anunció a la propia Correos a finales de octubre, a la vista de que se insiste en convertir el Citypaq en un servicio de pago para las empresas distribuidoras de paquetes. Pese al intento de diálogo y la posterior amenaza de acudir a la vía judicial, las posiciones no se han movido un solo milímetro, según fuentes oficiales de ambas partes.

UNO cuenta con un informe jurídico en el que se considera a los casilleros Citypaq buzones que actúan como dirección de entrega de envíos postales a voluntad del usuario que contrata el espacio. Y añade que estos huecos son “susceptibles de ser utilizados por los usuarios como elementos de la red postal para la admisión, devolución y entrega de paquetes sin distinción entre servicios postales universales y servicios postales”.

La entidad pública ofreció un contrato anual al resto de operadores en el que se regula el uso, tarifas y modos de pago de las que denomina “taquillas inteligentes”

Esta interpretación implica que Correos ya abre su Citypaq a particulares y empresas, cobrando al comercio por enviar la mercancía y confiriendo al cliente el derecho de uso “del que no puede ser privado”. La segunda idea defendida por UNO y sus asesores es que los operadores postales que compiten con la propia Correos tienen “la obligación legal de entregar los envíos postales” en la dirección indicada por el usuario.

La base jurídica de las operadoras de logística y transporte está en la Ley 43/2010 del Servicio Postal Universal (artículos 3.1, 3.2 o 3.12, entre otros), y en la Ley 15/2007 de Defensa de la Competencia (artículo 2 sobre abuso de posición dominante).

Correos ha implantado cerca de 5.000 armarios amarillos de su servicio Citypaq en toda España, llegando a domicilios, empresas y puntos neurálgicos de entornos urbanos como son las estaciones de autobús y de metro, gasolineras o centros comerciales. Una red de alta capilaridad, estratégica para atender la creciente demanda de paquetería de la mano del comercio electrónico, por la que pugnan las asociadas de UNO. El colectivo cuenta con referencias como Seur, MRW, DHL, Tipsa, Logista, UPS, Fedex o XPO, entre otras muchas.

La defensa de Correos

La entidad pública ofreció un contrato anual al resto de operadores en el que se regula el uso, tarifas y modos de pago de las que denomina “taquillas inteligentes”. En ese contrato, que busca convertir a las compañías del reparto de paquetes en clientes de Correos, se hace clara alusión a su titularidad sobre los buzones Citypaq y también sobre la tecnología que corre bajo ellos para la reserva de los huecos y la gestión de los paquetes (incluye la generación de la imprescindible prueba de entrega al cliente).

Desligando el Citypaq del servicio postal, las firmas de reparto serían quienes reservan el acceso a los cajetines para depositar la carga

A través de la relación comercial que pretende establecer Correos, desligando el Citypaq del servicio postal, las firmas logísticas serían quienes reservan el acceso a los cajetines para depositar la carga. El modo de facturación es por reserva y ocupación efectiva, y el pago propuesto es mensual. Las taquillas parten de unas dimensiones de 10 centímetros de alto, 24 de ancho y 40 de profundidad, hasta los 75 centímetros de altura por 41 de ancho y 60,5 centímetros de fondo.

Esta oferta contractual de Correos a sus rivales privados, de un año de duración, exime a la propietaria del Citypaq de las reclamaciones por el contenido de la mercancía o la carencia de huecos en el momento en que el repartidor los demanda. Fija, eso sí, unas indemnizaciones en el caso de que el producto se deteriore durante su estancia en el punto de entrega.

Entre los usuarios del Citypaq se encuentra Amazon, que firmó un acuerdo con Correos el pasado mes de marzo dentro de un marco de colaboración que viene de tiempo atrás. Entre el resto de repartidoras se ha formado un piña en torno a la recomendación del informe jurídico encargado por UNO de “informarse adecuadamente ante los perjuicios que tal contrato [el de Correos] puede causar y los efectos anticompetitivos que puede ocasionar por la evidente discriminación que sufrirán”.

Pese a que esta recomendación contra la alianza con Correos es bastante explícita, UNO elude oponerse abiertamente a la contratación en las cartas enviadas a sus asociadas. Desde el colectivo se subraya que el pago de un “sobrecoste en la prestación” excluiría del mercado a quienes pacten con Correos, que por su parte no afronta cuota alguna por utilizar su Citypaq.

Con esta batalla comercial a punto de entrar en los tribunales, la corriente que empieza a tomar forma en el negocio del reparto de paquetes es la recomendación, tanto al comercio como al cliente final, de fijar domicilios postales distintos que el Citypaq. Si no fuera así, se analiza la posibilidad de pedir que distribuidor o consumidor asuman el sobrecoste.

Fuente: El País