Parece sacado del futuro, pero viene del pasado. Elizabeth Bisley, curadora de la nueva exposición sobre diseño de automóviles del Victoria & Albert Museum, está convencida de que el Cybertruck brilla más por lo rancio que por lo radical de su aspecto. «El diseño del camión es como una visión mutante de la racionalización de los años treinta. Una que ha tomado los principios de la aerodinámica y el flujo de aire ininterrumpido y los ha llevado a su punto más extremo», asegura en la columna que firma en Dezeen.

Desde la presentación del acerado automóvil, en lo que Bisley describe como un evento «alimentado por testosterona», se ha sucedido las críticas y alabanzas sobre su aspecto. El propio Elon Musk había avanzado un año antes que el Cybertruck sería una camioneta realmente futurista, cyberpunk y al estilo de Blade Runner.

En esta referencia empiezan los problemas para la curadora. «Está explícitamente inspirado en una idea anticuada del futuro», señala. De hecho, otra referencia citada por Musk es el Lotus Esprit que James Bond -encarnado por Roger Moore- condujo en La espía que me amó (1977).

El trastero de la suerte

El Lotus Esprit original tiene su propia historia. Ahora está en manos de Musk -cómo no-, pero antes pasó unos años en una unidad de almacenamiento abandonada, concretamente hasta 1989.

La pareja que adquirió el depósito a ciegas por la poco impresionante suma de 100 dólares lo vendió en 2013 al fundador de Tesla y Space X por casi un millón, a través de una subasta en la que el magnate intervino de manera anónima.

  • ¿El coche del futuro llega tarde?

Pero el diseño no es la única pega que encuentra Bisley en el Cybertruck. Según explica, ambas películas plantean un futuro del transporte donde el coche es una tecnología poderosa y altamente individualizada. «El cybertruck es una continuación altamente conservadora del status quo», sentencia. Desde su punto de vista, la nueva vieja propuesta de Tesla aparca en un escenario que aspira a otro tipo de transporte.

«En lugar de ofrecer una alternativa a diseños existentes, Musk introduce lleva estas ideas a cotas aún más deshumanizadadas», insiste. Para la curadora, no necesitamos aceros de forma angulada ni camionetas con forma de tanque: «Lo que realmente necesitamos en el diseño del coche del futuro es una aproximación radicalmente nueva a la relación entre las tecnologías de movilidad y los entornos y sociedades en los que operan».

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Fuente: El País