La mayor expectación en torno a los test de estrés a la banca comunitaria que realiza la Autoridad Bancaria Europea (EBA, por sus siglas en inglés) estaba centrada este año en las entidades financieras de Italia y Alemania, por las debilidades sistémicas y específicas de cada grupo de bancos, respectivamente. Después de todo, fue una firma italiana, la malograda Monte dei Paschi di Siena, la única en suspender los exámenes anteriores, de 2016. Aunque la entidad ha sido excluida este año, los inversores miran con cierto recelo a sus competidores transalpinos ante el incremento de la tensión soberana del país. Del lado germano, los tres años de pérdidas que arrastran al mayor banco alemán, el Deutsche Bank, mantienen a los mercados atentos. Sin embargo, el resultado de los test, publicado el viernes, contiene importantes sorpresas.

Las entidades que peor capital de máxima calidad (CET1 fully loaded) conservarían en el año 2020 bajo un escenario estresado son los británicos Barclays, que del 13,28% actual se quedaría con un 6,80% de solvencia; su compatriota Llodys, con un 6,80% a final del periodo, y el italiano BPM con un 6,67%.

Por el contrario, los mejor parados son el alemán NRW.Bank, que rozaría un 34% de capital (parte de un 41,65%) y el holandés BNG, que acabaría con un 22,3% frente al 30,80% actual. Por su parte, Deutsche Bank logra cerrar por encima del 8% de capital principal recomendado, concretamente en el 8,14%.

En el conjunto de las entidades analizadas por la EBA la nota media es de aprobado. Esta se ubica en un nivel de solvencia del 10,1% en el escenario más adverso para el año 2020. Los bancos españoles se sitúan por debajo de ese nivel, con una solvencia media del 8,67% entre las cuatro entidades analizadas. En un escenario base también para 2020, la nota para toda la banca analizada sube al 15,3%. 

A fin de evitar que las pruebas de resistencia puedan agravar la situación de las entidades más débiles, que podrían verse fuertemente lastradas en Bolsa ante una mala nota, la EBA viene sosteniendo que la prueba no arroja suspensos, ni aprobados, sino información útil sobre las fortalezas y debilidades de las principales entidades europeas. La realidad es que las autoridades (y los inversores) esperan que los bancos arrojen un capital de máxima calidad CET1 superior al 8% en el escenario central (el que se espera que se cumpla realmente) y, al menos, un 5,5% en el adverso. De hecho, por debajo de este último nivel a las entidades se les exigen planes concretos de recapitalización, e incluso en la hipótesis estresada el mercado confía en que las principales entidades no bajen tampoco del 8%.

El escenario de estrés empleado este ejercicio establece una desviación del PIB europea del 8,3% en tres años, con una caída del 1,2% este año, del 2,2% en 2019 y un alza del 0,7% en 2020, cuando el paro habría aumentado un 3,3 y la inflación se situaría en el 1,9%. A su vez, prevé que el precio de la vivienda se reduzca un 19,1% en los tres ejercicios y el de los locales comerciales, un 20%.

El examen se ha centrado este año en 48 entidades financieras de toda Europa, aquellas con un mínimo de 30.000 millones de euros en activos, lo que en conjunto supone que el test cubre al 70% de los activos del sector en toda la Unión Europea, con datos de cierre de 2017. A falta de ver qué depara el brexit cuando se consume, los test afectan todavía a las entidades financieras con sede en Reino Unido aunque este año quedan fuera los bancos de Grecia y Portugal, debido a su escaso peso.

En el caso de Italia, la foto analizada por la EBA no tiene en cuenta los vaivenes más recientes que ha sufrido la banca del país vecino. La prima de riesgo del país ha ido escalando posiciones desde las elecciones de la pasada primavera (pasando desde los 130 con que arrancó el año a rondar los 300 puntos básicos) y las dudas han acabado calando sobre el sector financiero transalpino una vez que el débil Gobierno formado por la Liga Norte y el Movimiento Cinco Estrellas anunciaran un plan presupuestario para 2019 que elevará con fuerza su déficit. La fuerte exposición de la banca a la deuda pública del país les hace especialmente vulnerables.

Las cuatro entidades italianas han sido sometidas al test: Intesa Sanpaolo (que llegaría a 2020 con un 9,66% de capital en el escenario estresado) y Unicredit (9,34%), que pasan cómodamente el corte, y UBI Banca (7,46%) y Banco BPM (6,67%), que quedan por debajo del 8% recomendado.

Las miras estaban puestas también en el Deutsche Bank, la mayor entidad alemana, que cerró 2017 con 497 millones de pérdidas, tras los 1.356 millones que se dejó en 2016 y los 6.772 millones en número rojos de 2015. Del lado de la solvencia, Deutsche mantiene el tipo y en el escenario de estrés llega a 2020 con un capital del 8,14%. La entidad se ha pasado los últimos años acometiendo planes de ajuste y reestructuración así como en diversas quinielas de fusiones que podrían apuntalar sus resultados.

Más allá, el examen incluía al Commerzbank (9,93%), DZ Bank (8,97%), LBBW (10,69%), Helaba (9,96%), que superan las exigencias del mercado, así como Nord/LB (7,07%) que queda por debajo de lo que se espera de la banca sistémica y NRW.Bank, que lidera el ranking con una solvencia del 33,96%.

Los test de estrés de la EBA, a los que se suman los que hace en paralelo el Banco Central Europeo incluyendo a entidades no sistémicas, son los cuartos que se realizan. Los primeros, de 2011, pusieron el foco en las necesidades de capitalización de la banca en lo más duro de la crisis financiera iniciada en 2008. En 2014, se buscaba ratificar la calidad de los activos, mientras que los test anteriores, de 2016, la lupa se centró en la morosidad del sector. Los exámenes de este ejercicio hacen hincapié en la resistencia del sector ante otra posible crisis económica, soberana y bursátil. Eso en un momento en que el BCE va a acabar con su programa de compra de deuda y podría empezar a subir tipos de interés el próximo verano. El sector, con contadas excepciones, pasa la prueba con holgura, si bien entidades como el español Banco Popular pasaron el último examen para desaparecer solo un año después.

Fuente: Cinco Días