Los nuevos dueños de la compañía valenciana, el fondo PHI, controlado por Jordi Bricio y Alexander Wit, expertos en salvar empresas en crisis, llevan casi dos años intentándolo con Lladró sin mucho éxito. Tras un ERE previo a la venta, que supuso la salida de 268 trabajadores, la dirección negocia ahora un Expediente de Regulación Temporal de Empleo (ERTE), que afectará al 35% de la jornada laboral de 270 empleados, pertenecientes a las áreas de productividad y comercialización, de una plantilla total formada por 621. Nada que ver con los más de 2.000 trabajadores que la empresa de Tavernes Blanques (Valencia) tenía en la década de los 80, la de su máximo crecimiento. La familia Lladró, que sigue siendo la propietaria de los terrenos, -el acuerdo fue que PHI los tendría alquilados durante al menos 10 años-, vendió la compañía en enero de 2017 tras años de negativos resultados económicos y conflictos familiares entre los tres hermanos fundadores del grupo.

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La entrada del fondo de inversión no ha terminado con los problemas, y, de nuevo, vuelven los expedientes temporales que también se sucedieron años atrás hasta acabar con el despido del 40% de la plantilla. La empresa asegura que la medida es necesaria para avanzar y concluir el proceso de transformación y desarrollo. “Es preciso ajustar la capacidad productiva a la demanda. El proceso creativo de Lladró es todo artesanal, y entre que surgen las propuestas, se desarrollan y llegan al mercado, requieren un tiempo muy largo. Las inversiones van a un ritmo más despacio que la capacidad productiva”, ha señalado Alicia González, portavoz de Lladró.

El descenso de la demanda en mercados como Japón, que supone el 28% de la producción, y de Estados Unidos, con el 19%, ha afectado a la firma de porcelanas, y es una de las principales razones del expediente de regulación que en la actualidad se negocia con el comité de empresa. “Se está apostando diariamente por hacer crecer el negocio. No es solo una declaración de intenciones. La medida va acompañada de la voluntad de la dirección de garantizar la evolución positiva de la empresa. Se está invirtiendo en nuevos lanzamientos de productos, se ha incorporado un nuevo director creativo, Pierre Favresse, se participa en ferias internacionales de máxima importancia, se lanzan nuevos canales para aumentar la distribución”, defiende González.

La compañía valenciana en manos del PHI Industrial no ha logrado despegar, y, además, no consigue mantener a sus directivos. Tres han abandonado la empresa en menos de un año. Un problema de adaptación. “No encajaban en el perfil”, afirma González. Al frente de Lladró está ahora Ana Rodríguez, la esposa de Bricio, uno de los dueños de PHI Industrial.

Fuente: El País