El sector del libro en España va saliendo poco a poco del pozo, pero muy lentamente. En los últimos cuatro años la facturación del mundo editorial ha crecido un 6,3% hasta los 2.319 millones de euros de 2017. Este incremento, sin embargo, no es suficiente para compensar la caída acumulada del 25,7% de la facturación experimentada en los últimos años, según la Federación de Gremios de Editores de España. Su presidente, Daniel Fernández, achaca el desplome a la crisis económica, pero no solo: también al cambio de hábitos de consumo, a los cambios tecnológicos, a la caída de los hábitos de lectura. Las estrategias para remontar, especialmente la exportación del producto editorial español a América Latina, serán las protagonistas en el Liber, el salón internacional del libro que se celebrará en Barcelona del 3 al 5 de octubre en Fira de Barcelona.
«Estamos en un punto curioso, en el que la gente lee poco, pero consume cultura, como series o videojuegos, que está basada en libros. Tenemos que reivindicarlos», asegura Fernández. El sector editorial español, a pesar de su gran potencia –es el más importante de habla española, editó 87.262 títulos en 2017, se recuperan los subsectores del libro digital y del libro de bolsillo- está atrapado en un cambio de hábitos culturales. Si bien la mitad de los españoles declaran que compran al menos un libro al año, los que aseguran que leen como mínimo un libro al año solo son un tercio del total. Esta tendencia, junto con la piratería y la crisis económica han lastrado la facturación de los editores.
En el caso de la coyuntura económica, donde más se ha notado es en el «abandono» de las bibliotecas públicas, en palabras del presidente del gremio. En 2016, sin embargo, el sector del libro consiguió una anomalía política: todos los grupos parlamentarios, sin excepción, votaron a favor de un plan de fomento de la lectura que ahora tiene que desarrollarse. Entre otras cosas, impulsará políticas educativas, pedirá la reducción del IVA del libro electrónico (aunque depende de Bruselas) y aumentará las dotaciones para las bibliotecas públicas. «Todas las sociedades que prosperan son sociedades lectoras», recuerda Fernández.
El consenso político en torno al fomento de la lectura también se consiguió precisamente en la fundación de la feria Liber, que nació en 1978, en plena transición, con la vocación de dar cabida a todas las editoriales y a todos los idiomas de España. Desde entonces se ha celebrado alternativamente entre Madrid y Barcelona justo antes de la feria de Fráncfort para que los clientes de este salón profesional, especialmente los latinoamericanos, acudan a los dos eventos. En esta ocasión, Fira de Barcelona acogerá a 350 expositores y 550 compradores internacionales con el objetivo de vender en el exterior: en 2017 se exportaron libros españoles por valor de 588,86 millones de euros, un 3% más que el año anterior. «La exportación es básica. Tenemos que aprovechar que nuestra industria cultural está muy por encima de las demás de lengua española, aunque es difícil ampliar el mercado porque ya está muy ocupado por las filiales de nuestras editoriales», explica Fernández. En el Liber de este año también habrá espacio para el cine, los videojuegos y las series, y entre otros se han cerrado acuerdos de colaboración con el Festival de Sitges. «Nos tenemos que poner al día», admite el presidente del gremio.
Fuente: El País