Las renovables se postulan, hoy más que nunca, como la principal vía para la reactivación económica pos-Covid-19. Primero, porque asegura una salida sostenible a la crisis, como se reclama en España y Europa; y segundo, porque está en pleno desarrollo. Además, los efectos del confinamiento en la actividad –en operación durante el estado de alarma por su carácter esencial– solo se han sentido en algunas áreas, como el autoconsumo, y no son, por el momento, generalizados. Pero los expertos avisan de que la situación puede complicarse si se prolonga el escenario actual (el precio de la electricidad está en negativo por el desplome de la demanda).

“La actividad renovable sigue siendo una prioridad sociopolítica y económica que gozará de los apoyos necesarios para su desarrollo por tres motivos: se percibe como uno de los sectores clave de crecimiento y vector para la recuperación, facilita la transición energética y el cumplimiento de los objetivos de descarbonización, y sigue siendo percibido por el capital y los proveedores de deuda como destino de inversión seguro y rentable a largo plazo”, argumentan Alberto Amores, socio de Monitor Deloitte, y Jaume Pujol y Carlos Milans del Bosch, socios de financial advisory de Deloitte.

El autoconsumo es uno de los negocios más golpeados por su dependencia de la pyme

El primer impacto se produjo tras el cierre en enero de la provincia de Hubei y su capital Wuhan, antes de que el virus llegara a España. “La tecnología solar ya se había visto afectada, dado que los principales fabricantes mundiales de módulos están en China. Había retrasos para proyectos superiores a un megavatio a primeros de año”, cuenta José María González Moya, director general de APPA Renovables.

Una vez el patógeno en territorio español y el país en cuarentena, el parón golpeó el autoconsumo. “Muchas empresas, que dependen de las pymes, donde se instala cerca del 70% de la potencia, han tenido que poner en marcha expedientes de regulación temporal de empleo (ERTE); los proyectos están siendo retrasados, algunos cancelados y, en ciertos casos, se observa la ruptura de contratos ya firmados”, relata José Donoso, director general de la Unión Española Fotovoltaica (Unef), aún sin datos concretos.

Los analistas temen que las nuevas inversiones sufran si se prolonga la caída de los precios de la electricidad

En la eólica, en cambio, y pese a que “ningún negocio de su cadena de valor se ha visto perjudicado”, la crisis ha ocasionado una ralentización de la producción manufacturera y la construcción de parques, así como de los procesos administrativos, expone Juan Virgilio Márquez, director general de la Asociación Empresarial Eólica (AEE).

Pero los analistas apuntan otra amenaza a largo plazo: que la caída de la demanda de energía, que ha hecho que tanto el precio del gas, del petróleo (el West Texas, la referencia en el mercado estadounidense) como el de la electricidad se desplomen, llegando incluso a cotizarse en negativo en algunos mercados, haga inviables las nuevas inversiones, ya que “los precios actuales son insuficientes para garantizar una rentabilidad razonable. Si tomamos como referencia el precio medio diario del mes de abril de 18,30 €/MWh hasta el día 24 y lo comparamos con el LCOE (coste nivelado de electricidad, por sus siglas en inglés) de generación eólica/renovable de entre 33 y 37 €/MWh, arroja rentabilidades negativas. Esto haría necesario una revisión del objetivo 2030”, ilustran desde Deloitte.

Las instalaciones en marcha pueden demorarse por los problemas de suministro

El LCOE representa el ingreso promedio por unidad de electricidad generada (€/MWh) que se necesitaría para recuperar los costes de construcción y operación de una planta de generación eléctrica durante su vida útil, incluyendo los costes del capital, del combustible (cero en el caso de las renovables) y de operación y mantenimiento, tanto fijos como variables, explican.

“Cuando la demanda cae, se necesita menos capacidad renovable para llegar a igual nivel de penetración de las mismas. Y cuando bajan los costes de generación térmica (ciclos combinados), caen los precios de la electricidad, y la inversión renovable pierde atractivo”, añade Kim Keats, director de la consultora Ekon, quien cree que habrá que revisar también el aumento de capacidad previsto en el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC), si el contexto no cambia.

Si queremos que en 2030 el 70% de nuestra electricidad sea renovable, es imperativo que se celebren nuevas subastas específicas por tecnología

José María González Moya, director general de APPA Renovables

Asimismo, se verán perjudicadas las empresas con más exposición al mercado y mayor nivel de endeudamiento; las instalaciones en proceso, por la dificultad de abastecimiento en las cadenas de suministro y la demora de los trámites de entre tres a seis meses, y los PPA –acuerdos a largo plazo de compraventa de energía– que no hayan cubierto sus posiciones en el mercado, ya que sufrirán un impacto severo debido a las liquidaciones negativas asociadas al compromiso de compra a precios mayores que los actuales, de más de 10 €/MWh, detallan los analistas de Deloitte.

La Agencia Internacional de la Energía prevé para este año una menor inversión en energías renovables y BloombergNEF, una contracción en la actividad solar por primera vez desde 1980.

Peticiones

González Moya, de APPA, considera imperativo “la celebración de nuevas subastas específicas por tecnologías y englobadas en un calendario a medio y largo plazo si se quiere que el 70% de nuestra electricidad sea renovable en 2030”.

No obstante, cree que la caída de la demanda será puntual: “Afectará más la crisis económica que las medidas de confinamiento. Esto no tiene por qué retrasar la transición energética, las renovables ya son competitivas”, defiende.

Es prioritaria la revisión del marco regulatorio de acceso y conexión, con un nuevo procedimiento que aporte transparencia y evite la especulación

José Donoso, director general de Unef

En Unef tampoco consideran vital una revisión del PNIEC. “La transición es una importante palanca para la salida de la crisis, debería estar en el centro de los planes de recuperación”, arguye Donoso.

Entre las propuestas presentadas al Gobierno, y en las que coinciden en general las asociaciones del sector, destaca como prioridad la reforma del marco regulatorio de acceso y conexión, para que se establezcan procedimientos transparentes que eviten la especulación. Y atender a corto plazo el autoconsumo con incentivos fiscales, etc., para que no se pierda el tejido empresarial creado.

Urge tramitar la Ley de Cambio Climático y Transición Energética, así como el desarrollo de una estrategia nacional de electrificación renovable alineada dentro del PNIEC

Juan Virgilio Márquez, director general de la AEE

Para Márquez, de AEE, es urgente la tramitación de la Ley de Cambio Climático y Transición Energética y el desarrollo de una estrategia nacional de electrificación renovable de la economía alineada dentro del PNIEC para ganar competitividad y resiliencia económica. Y, a escala europea, “apostar de forma decidida por un Green New Deal reforzado”.

El sector eólico ha enviado también al Ejecutivo un paquete de 12 medidas de reactivación, entre las que resaltan la demanda de subastas específicas para Canarias y avanzar en la norma de hibridación y repotenciación y sobrepotenciación de parques.

Una apuesta por la recuperación verde

Las renovables, un reclamo para la reactivación económica

La parálisis de la agenda climática en España y Europa desde la irrupción de la pandemia en febrero y, un mes después, el aplazamiento a 2021 de la cumbre del clima de Glasgow (Reino Unido) –prevista para noviembre– ha hecho que líderes políticos de distintos países, entre ellos España, eurodiputados, directivos de grandes multinacionales, sindicatos, ONG y grupos de expertos firmaran una carta pidiendo a la Comisión Europea una salida sostenible a la crisis generada por el coronavirus. Además, por el temor al auge del consumo de combustibles fósiles, tras el abaratamiento de esta tecnología, en detrimento de las renovables y el proceso de descarbonización iniciado.

La Alianza Europea para una Recuperación Verde, como se ha denominado y que incluye 180 firmas, entre ellas Iberdrola y Enel, busca que “el Pacto Verde se utilice para movilizar paquetes de inversión limpia que permitan la recuperación y transformación económica de los países de la UE, comprometiéndose a la lucha contra el cambio climático y la protección de la biodiversidad, y las energías renovables como bandera de la recuperación”, explica Juan Virgilio Márquez, director general de la Asociación Empresarial Eólica, entidad que apoya esta iniciativa. De hecho, la presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, declaró recientemente que la respuesta europea a la crisis será ecológica y que no dejará de lado su compromiso con el Pacto Verde.

“Habrá que estar muy atentos para no caer en la tentación de retornar al modelo productivo basado en combustibles fósiles y en la extracción de recursos naturales. Solo acertaremos si no nos desviamos de la senda de la eficiencia energética, las renovables y la economía circular”, recuerda José Antonio Maldonado, director general de la firma Esasolar.

La patronal renovable europea Irena ve las fuentes limpias como una oportunidad para impulsar el alza del PIB global en los próximos 30 años y crear 42 millones de empleos en 2050.

Fuente: Cinco Días