Después de varias semanas caminando desde Rota y Bilbao los dos grupos de pensionistas llegaron este martes a Madrid. En la Puerta del Sol les esperaban varios cientos de personas, en su mayoría jubilados, justo delante de la estatua de Carlos III, se han encontrado las dos columnas: unos, los cerca de 70 que procedían del norte, han llegado por la calle Alcalá; otros, los 40 que llegaban del sur, han entrado a la plaza por la calle Carretas.

«Gobierne quien gobierne, las pensiones se defienden». Este lema estaba tanto en las pancartas de quienes esperaban a los caminantes como en sus pancartas. También otros, que han sido habituales en las movilizaciones de la Coordinadora estatal para la defensa del sistema público de pensiones, la organizadora de las marchas, como «Trabajo digno para pagar pensiones dignas», «Restaurar el valor de las pensiones». «Si sigues sentado, es que no te has enterado». Y otros, probablemente los más polémicos, contra el Pacto de Toledo, la comisión parlamentaria del Congreso de la que parten los cambios en el sistema de pensiones y lo analiza periódicamente.

El escepticismo con la mayoría de la clase política era la tónica dominante entre los asistentes. Uno de los portavoces de la marcha procedentes de Rota decía, sobre el anuncio de que las pensiones subirán un 0,9% en 2020, no creerse «nada». «No queremos el Pacto de Toledo», ha proclamado, antes de pedir un aumento de las pensiones de viudedad: «Que a las viudas se les pague el 85% de la base reguladora [la referencia que partiendo de lo cotizado calcula la prestación correspondiente». Ahora para muchas viudas, no para todas, ese porcentaje es el 60%, «que se consiguió por las movilizaciones de los compañeros vascos», ha apuntando. Hasta comienzos del año pasado ese porcentaje era del 52% de forma general, la reforma de pensiones de 2011 contemplaba subirlo gradualmente hasta el 60% en 2019 para quienes solo percibieran esa prestación y no tuvieran complemento a mínimos. No obstante, el incremento estuvo suspendido entre 2012 y 2017, hasta que en 2018 se acordó un incremento en solo dos tramos tras el inicio de las movilizaciones de pensionistas.

Elvira Olmos, de 68 años, llegaba desde Rota más por solidaridad que por ella misma. «No me puedo quejar», ha respondido cuando se le preguntaba por su pensión. «No puede ser que haya gente con pensiones de dependencia de 200 o 300 euros», explicaba esta canaria que se trasladó a Rota para comenzar la marcha el 21 de septiembre.

Una de las reivindicaciones de la movilización es elevar la pensión mínima hasta igualarla con el salario mínimo: 900 euros al mes en 14 pagas o 1.080 euros en 12 mensualidades.

Uno de los que llegaba desde el norte es José Miguel, que partió desde Bilbao el 23 de septiembre. Ahora tiene 66 años y ya lleva tres jubilado. A la lista de reclamaciones, él sumaba una que le afecta, porque después de cotizar durante 43 años se jubiló con una «pensión penalizada» al retirarse dos años antes de la edad de la edad legal de jubilación.

Entre quienes esperaban a los marchistas estaba Gloria, profesora de edución física ya retirada, que llega a Madridi «por los demás»; «tengo una buena pensión», aclara, sin especificar cuanto. Ha llegado a Madrid por la mañana y piensa ir a la movilización ante el Congreso al día siguiente: «Voy todos los lunes y cada vez que hay un evento». También se concentra cada vez que hay algún asesinato machista, añade.

Además de los pensionistas que han acudido a la Puerta del Sol esperar a los pensionistas, también ha estado buena parte de la cúpula de Podemos, encabezada por su secretario general, Pablo Iglesias. Posteriormente, cuando los caminantes se han dirigido al Congreso, ha aparecido el fundador de la formación morada, Juan Carlos Monedero, que ha sido recibido con aplausos. 

La movilización de esta tarde ha concluido ante la puerta de los leones del Congreso. Allí, de forma simbólica, el centenar de caminantes que han llegado a Madrid ha dejado sus zapatillas.

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Fuente: El País