Los países de la zona euro encaran la recta final de esta legislatura sin los deberes sin hacer. A las puertas de unas elecciones al Parlamento Europeo en las que las grandes familias quieren frenar el ascenso de los populismos, los líderes políticos, en particular los del eje francoalemán, han sido incapaces de concretar el paquete de medidas necesario para la reforma del euro. Ante la perspectiva de llegar a los comicios con los bolsillos vacíos, los gobiernos se han dado hasta diciembre para tratar de cerrar un acuerdo. Tras el fiasco de la cumbre de junio, la estrategia pasa por convocar más reuniones técnicas pero con menos asuntos espinosos en cada una de ellas.
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El ministro francés de Finanzas, Bruno Le Maire, se encargó el sábado de tratar de romper la parsimonia con la que había regresado el Eurogrupo de vacaciones. En una declaración conjunta con su homólogo alemán, Olaf Scholz, reivindicó el acuerdo de Mesenberg rubricado por el presidente Emmanuel Macron y la canciller Angela Merkel, que volvieron a reunirse el pasado viernes. En ese pacto, que quedó prácticamente en nada en la cumbre de junio, el eje francoalemán se comprometía a completar la Unión Bancaria con un respaldo fiscal o cortafuegos para el mecanismo de resolución de entidades financieras y la creación de un fondo de garantía de depósitos comunitario, así como reforzar el fondo de rescate (MEDE) y crear un presupuesto de la zona euro para 2021. “Estamos determinados a dar nuevos pasos en la integración de la eurozona. Tenemos la base del acuerdo de Mesenberg”, resaltó Le Maire antes de la última jornada de la reunión informal de ministros de Finanzas de la Unión Europea, celebrada en Viena.
Para seguir con esa agenda, Francia y Alemania cuentan sobre todo con el respaldo de España y de Portugal, cuyo ministro de Finanzas, Mário Centeno, preside el Eurogrupo. En su primera reunión, los ministros de finanzas no fueron capaces de cerrar la carpeta del cortafuego bancario, que debería garantizar a los mercados que la eurozona cuenta con suficiente capital en caso de afrontar la quiebra de una entidad financiera. Sin embargo, los titulares de Finanzas han acordado añadir en sus agendas dos reuniones informales más del Eurogrupo de aquí a diciembre. De cumplirse, en los próximos dos meses, deberá dejarse prácticamente listo ese respaldo fiscal y abordarse en profundidad un refuerzo del fondo de recate (MEDE).
Agenda hasta diciembre
A partir de noviembre, según fuentes comunitarias, se pondrían sobre la mesa el fondo de garantías y el presupuesto de la zona euro. Y en el marco de los Veintiocho, avanzar hacia un acuerdo para el que, tras este fin de semana, todo indica que estará sujeto a concesiones y otros malabarismos: el de un impuesto europeo sobre el negocio de las grandes tecnológicas. Todos esos dosieres llegarán a la mesa de los jefes de gobierno de diciembre. “Nada será acordado hasta que todo sea acordado”, resumió Centeno. Y es que en plenas negociaciones del Brexit y crisis migratoria y años de ajustes en el sur de Europa, los líderes europeos se juegan ir a unas elecciones con un relato creíble y resultados palpables o con las manos vacías.
“Tenemos elecciones y Europa debe demostrar que es la solución y no el problema”, urgió el comisario de Asuntos Económicos y Financieros, Pierre Moscovici, quien advirtió de que la “ventana de oportunidad” para llevar a cabo esas reformas va estrechándose a medida que se acercan los comicios. “El momento de hacer estas reformas es ya”, abundó la ministra de Economía española, Nadia Calviño, quien en la última semana se ha reunido con Moscovici, Centeno y sus homólogos francés y alemán para abordar la profundización de la Unión Económica y Monetaria. También el presidente del Comité de Asuntos Económicos y Monetarios del Parlamento Europeo, Roberto Gualteri, instó en la reunión del Eurogrupo a los ministros a progresar en su agenda ante la inminencia de las elecciones. “Es importante que se vea que se llega a acuerdos”, le respaldó Calviño.
Sin embargo, algunos socios del norte de Europa siguen sin prisas por avanzar. Un grupo de países del norte de Europa que encabeza Holanda ya opuso una férrea resistencia en junio al presupuesto de la zona euro; pese a la declaración de Mesenberg, Berlín todavía sigue requiriendo una reducción de riesgos para avanzar en la Unión Bancaria, y en el seno de los Veintiocho, Irlanda y otros cuatro países parecen dispuestos a bloquear una tasa digital comunitaria. Por ello, los partidarios de avanzar en la reforma consideran ya una victoria el mero hecho de que el fondo de garantías y el presupuesto de la eurozona puedan estar en la agenda de trabajo. Mientras tanto, las agujas del reloj siguen marcando el paso de la cuenta atrás hacia las elecciones de mayo.
Fuente: El País