La llegada de turistas extranjeros se ha frenado en España. En julio, el mes en el que más viajeros llegan a los principales destinos, la cifra cayó un 4,9% hasta los 10 millones de turistas, lo que supone el descenso más significativo en ocho años. En los siete primeros meses del año, el desplome se mitiga y el balance total refleja un estancamiento del 0,3% respecto al mismo período de 2017.
La fotografía, sin embargo, muestra dos realidades diferentes. Por un lado, los grandes mercados europeos registran fuertes retrocesos, encabezados por Alemania (-5,8%), Reino Unido (-2,8%) y Francia (-1,7%). Estos tres mercados representan la mitad de los viajeros que llegan a España y en los siete primeros meses han llegado 811.000 menos: 400.000 de Alemania, 302.000 de Reino Unido y 109.000 de Francia. Tal y como habían vaticinado los turoperadores en los meses previos al verano, la recuperación de Turquía, Túnez y Egipto y los elevados precios de España, en el que la tarifa de una habitación de hotel duplica a otra de la misma categoría en Turquía, iban a generar este trasvase.
En el otro lado, los turistas extracomunitarios han crecido con fuerza en medio del deterioro de los grandes mercados. Los procedentes de EE UU han subido un 11,4% (168.000 más), los de Latinoamérica un 8,8% (154.00 más) y los de Asia un 3,8% (117.000 más). En este escenario, el Ejecutivo ha retomado el plan para atraer turistas de fuera de la UE por su capacidad para compensar el deterioro de los grandes mercados emisores y por su elevada capacidad de gasto. Los viajeros extracomunitarios representan solo el 5,8% de los turistas que escogen España para sus vacaciones, pero suponen el 47% del gasto. Si un turista medio gasta 130 euros cada día durante su estancia, ese cifra se duplica o triplica en el caso de los americanos y asiáticos, con Filipinas a la cabeza (457 euros), seguida de Emiratos Árabes Unidos (388), Japón (383), Corea (377), India (302) o China (280).
Una de las principales razones para que se produzcan esas cifras es el tax free, que permite a los visitantes recuperar gran parte del IVA de sus compras. Ante el bloqueo presupuestario que le impide relanzar un nuevo plan para atraer turismo de compras, el Ejecutivo ha optado por las medidas fiscales. Desde el pasado 16 de julio, la Agencia Tributaria ha eliminado el límite de 90,16 euros a partir del cual los turistas extranjeros pueden solicitar la devolución de sus compras. Dicho de otra manera que esos viajeros podrán reclamar la devolución del IVA por cualquier compra, con independencia de su importe, que realicen en suelo español. Una reclamación del comercio para poder competir con otros países en los que el límite para la devolución era inferior o no existía.
El 1 de enero de 2019 entrá en vigor el sistema que obligará a sellar digitalmente los formularios
Alicia Maniega, fundadora y directora general de B.free, considera que esta medida será un doble revulsivo para el comercio minorista y para los viajeros extracomunitarios que tengan intención de realizar compras. “Servirá para que el acceso a los comercios por parte de estos viajeros no se limite exclusivamente a compras superiores a 90 euros y que tengan incentivos para comprar cualquier bien, con independencia de su precio”, recalca. B.free es una de las trece empresas que está acreditada por parte de la Agencia Tributaria para la devolución del IVA y es la primera que ofrece la posibilidad de realizar todo el proceso de devolución desde el teléfono.
De esta manera, el formulario del tax free se tramita a través de un código QR en el móvil y la devolución del IVA se hace en la propia tarjeta de crédito del cliente, sin necesidad previa de reservas o bloqueos.
Otra de las novedades para atraer turistas de fuera de la UE es la implantación del sistema DIVA, que obligará a esas trece empresas y a la Agencia Tributaria a disponer de la tecnología necesaria para que los turistas no residentes en la UE sellen digitalmente el formulario de tax free para que se les reintegre el IVA de las compras que han realizado en España. El sistema ya está operativo, pero solo de manera voluntaria para las empresas que quieran participar.
Maniega destaca que otra de las ventajas del sistema es que evita las largas colas en la aduana del aeropuerto y que la operativa se realiza de forma íntegra en el móvil. Para ello lo único que tienen que hacer es bajarse una aplicación con la que podrán rellenar el formulario de tax free y validarlo en los quioscos digitales que ya empiezan a estar en los aeropuertos y que crecerán con fuerza a finales de 2018 antes de que el sellado digital sea obligatorio.
Maniega también recalca que la implantación del sistema DIVA servirá para acabar con el fraude en dos direcciones. “La primera se produce en aquellas empresas que no reembolsan el dinero a los clientes y la otra es la de ciudadanos extracomunitarios residentes en España que reclaman la devolución de sus compras cuando en realidad no son turistas”, remarca.
Las empresas reclaman un nuevo plan nacional
Summit Shopping. Iberia, El Corté Inglés, Caixa Bank, Mastercard o Abertis son algunas de las empresas que organizan desde hace cuatro años el Summit Shopping Tourism & Economy, una cumbre internacional para debatir sobre el turismo de compras. En cada una de las tres ediciones anteriores (la próxima se celebra el 19 y 20 de noviembre) han solicitado un nuevo plan nacional de turismo de compras. Los cálculos que hacen las empresas es que si el número de viajeros de fuera de la UE subiera de 9 a 20 millones en los próximos tres ejercicios, el efecto en la economía española sería de un aumento anual de 20.000 millones de euros en los ingresos relacionados con esa actividad.
Presupuesto. El último plan nacional para impulsar el turismo de compras en España entró en vigor a principios de 2015 y en su confección participaron cuatro ministeriores (Hacienda, Exteriores, Economía e Industria). La dotación presupuestaria fue de 3 millones de euros, que en su gran mayoría los consumió la Agencia Tributaria para el despligue del sistema DIVA.
Visados. El plan incluía la externalización de la gestión de los visados en algunos países del Este de Europa y del área Asia-Pacífico con el fin de reducir a cinco días el plazo entre que se solicitaba y se concedía.
Fuente: Cinco Días