Los usuarios de Deliveroo conocen la angustia de esperar a que llegue un ciclista sudoroso con una hamburguesa fría. Los inversores en ella y en Uber Eats corren el mismo riesgo de pasar hambre, mientras luchan por ganar cuota de mercado.
La app de EE UU está en las primeras conversaciones para comprar la británica Deliveroo por más de los 1.700 millones de euros de su última valoración. Un acuerdo sería una importante declaración de intenciones por parte del CEO, Dara Khosrowshahi, que quiere que Uber Eats se convierta en el negocio de entrega de comidas más grande del mundo.
Deliveroo sería un bocado correoso. Uber ha realizado solo seis adquisiciones hasta la fecha, en su mayoría pequeñas tecnológicas. Integrar una marca conocida con 2.300 empleados y una popular app sería un nuevo reto para la empresa, que históricamente se ha centrado en desarrollar su negocio con la oposición de taxistas y políticos locales.
Pero la receta de Uber para ganar dinero con la entrega de alimentos en Europa probablemente comienza con la eliminación de un rival. Uber Eats es globalmente un punto exitoso para su matriz, que arroja pérdidas: es rentable en 27 de 108 ciudades, según el New York Times, y a veces es más popular que el negocio de movilidad de Uber. Pero en Gran Bretaña y otros mercados europeos, Uber Eats va por detrás de Deliveroo y de servicios locales como Just Eat y Delivery Hero. Su participación en el volumen de pedidos en Reino Unido en 2017 fue de entre el 5% y el 10%, según los reguladores antimonopolio del país, la mitad que Deliveroo.
Aunque el rendimiento financiero de Uber Eats es secreto, se puede asumir que conseguir clientes le sale caro. Deliveroo perdió 144 millones en 2016 (más que la cifra de ingresos). El margen bruto de la compañía, o las ventas menos los costes inmediatos, como el pago a los conductores, fue del 0,8%. Juntos, Uber y Deliveroo podrían ahorrar en promociones. Pagar en acciones limitaría la pérdida de efectivo de Uber y daría a los inversores de Deliveroo exposición al crecimiento futuro. Khosrowshahi debería acabar con el estómago lleno.
Los autores son columnistas de Reuters Breakingviews. Las opiniones son suyas. La traducción, de Carlos Gómez Abajo, es responsabilidad de CincoDías
Fuente: Cinco Días