La familia Getty va a quitar negativos de las manos a Carlyle. Los fundadores de la compañía de fotos Getty Images van a pagar 250 millones de dólares por el 51% que posee el private equity en la empresa, según el FT. Esto pone fin a una década en la que la familia ha sido socio minoritario. Pero para que se convierta en una empresa próspera, será necesario enfocar bien.
El acuerdo del martes valora Getty Images en solo un cuarto del valor de la compra por Hellman & Friedman en 2008. Una de las principales razones es que antes de venderlo a Carlyle cuatro años más tarde, el comprador lo cargó con deuda adicional, parte de la cual se usó para financiar dividendos.
Pero el negocio de las fotos de stock también ha cambiado drásticamente. Los grandes clientes de Getty eran entonces las agencias de publicidad y los periódicos; ambos han sufrido con la llegada de las redes sociales. Competidores como Shutterstock también empezaron a socavar el dominio de Getty, cuyos ingresos crecieron solo un 1% el año pasado, según S&P Global Ratings, mientras que los de su rival lo hicieron más de un 12%.
Los 2.350 millones de dólares de deuda de Getty Images son la friolera de 10 veces su ebitda, según S&P. Y más del 80% vence el próximo año. La familia ya ha empezado a buscar fuentes de financiación. Pero será difícil conseguir una mejor oferta que en 2010 y 2012, cuando los tipos eran más bajos y la solvencia de la empresa era mayor. Tanto Moody’s como S&P consideran que su deuda es de empresa en serias dificultades.
La valoración de Shutterstock sugiere, empero, que hay margen alcista si el nuevo equipo consigue cambiar las cosas. El valor de Shutterstock es de más de 12 veces el ebitda: más o menos en lo que valora Getty Images el trato del martes.
Si la familia puede aumentar las ventas, reducir la deuda, o ambos, existe la posibilidad de que los fundadores puedan salvar tanto su inversión como la empresa. Puede no ser su único objetivo, claro. También tiene valor emocional para ellos, lo que puede tentarles a tirar el dinero. Un cambio de rumbo no es imposible, pero se necesita un teleobjetivo potente para verlo.
Los autores son columnistas de Reuters Breakingviews. Las opiniones son suyas. La traducción, de Carlos Gómez Abajo, es responsabilidad de CincoDías.
Fuente: Cinco Días