El primer servicio privado de alta velocidad ferroviaria en España, en competencia con Renfe, ha entrado en rampa de lanzamiento. La CNMC ha aprobado la petición de Intermodalidad de Levante SA (ILSA) para operar entre Madrid y Barcelona hacia la ciudad francesa de Montpellier. La compañía, controlada por los propietarios de la aerolínea de vuelos regionales Air Nostrum, ha aprovechado que los servicios de tráfico internacional de pasajeros están liberalizados en la UE (desde el 1 de enero de 2010) para arrancar su proyecto y presentar batalla comercial al monopolio público.

De hecho, ILSA ha solicitado trenes a Renfe Alquiler, en concreto unidades de la serie S-100 de Alstom, para acelerar la puesta en marcha de su oferta. Por el momento, la empresa parece haber tenido escaso éxito en su demanda al grupo público, por lo que ha solicitado la intermediación de la propia CNMC. La intención de ILSA es lanzar el primer viaje el próximo 5 de octubre, según trasladó al órgano regulador.

La previsión de ILSA es cubrir el viaje en 5 horas y 47 minutos, con paradas intermedias en Zaragoza, Barcelona, Perpiñán y Narbona.

El nuevo jugador en el negocio ferroviario pretende lanzar dos viajes diarios de ida y otros dos de vuelta hacia Montpellier. Las salidas desde Madrid están previstas a las 7,45 de la mañana y 15,30 horas, mientras que las salidas desde la ciudad gala se producirán a las 7,00 y 15,30 horas. La previsión de ILSA es cubrir el viaje en 5 horas y 47 minutos, con paradas intermedias en Zaragoza, Barcelona, Perpiñán y Narbona. Además de una mayor oferta para el viajero, el regulador ha revelado que ILSA propone tiempos de viaje un 10% inferiores a los de Renfe y billetes más baratos.

Palos en las ruedas

El Ministerio de Fomento, del que depende Renfe, ha sido contrario a este movimiento al interpretar que el verdadero interés de ILSA reside en trasladar viajeros entre Madrid y Barcelona, ocupando la línea estrella para el AVE. De este modo, el conglomerado que preside Isaías Táboas presentó alegación el pasado mes de junio en busca de que la CNMC dirimiera cuál es el objeto principal de la futura línea privada de AVE entre Madrid y Montpellier.

Al respecto, la CNMC reconoce el derecho de la empresa privada a explotar una línea internacional y, tal y como contempla la directiva 2007/58/CE, a recoger y dejar viajeros en cualquier estación intermedia a lo largo del trayecto internacional, «incluso los situados dentro de un mismo estado», argumenta la Sala de Supervisión en su resolución. Eso sí, la CNMC ha establecido algún límite al futuro operador ferroviario: valora positivamente que ILSA esté dispuesta a aportar información semestral sobre el tráfico entre las distintas estaciones y los ingresos obtenidos, y pone techo a la venta de billetes nacionales.

Se trata de preservar el absoluto dominio de Renfe en la red ferroviaria española mientras no se liberalice el tráfico nacional de pasajeros, lo que está previsto en 2020. Pero el órgano que preside José María Marín Quemada aprecia que la llegada de este nuevo operador «tendrá efectos positivos para los usuarios». Según cálculos de la CNMC, el nuevo servicio internacional triplicará las frecuencias entre Madrid y Montpellier y las elevará un 50% desde Barcelona.

Fuente: Cinco Días