Alphabet, la matriz de Google, formaliza la compra del fabricante de relojes y pulseras electrónicas para hacer ejercicio Fitbit, en un intento por tratar de competir directamente con los relojes inteligentes de Apple, el Apple Watch, y los de Samsung. El acuerdo valora la compañía en unos 2.100 millones de dólares (1.880 millones de euros). El anuncio de la adquisición elevó un 16% la valoración bursátil de Fitbit, que acumula una apreciación de casi el 70% esta semana.

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La matriz de Google paga el equivalente a 7,35 dólares (6,6 euros) por cada acción de Fitbit. El desembolso lo hace en efectivo. Es, en todo caso, una ganga si se tiene en cuenta que los títulos de Fitbit llegaron a pagarse a casi 52 dólares hace cuatro años, un par de meses después de su estreno bursátil. Hace una semana, sin embargo, su capitalización bursátil rondaba los 1.150 millones de dólares.

Rick Osterloh, responsable de la división de dispositivos electrónicos de Google, explicó que esta compra le permitirá llevar el sistema operativo Wear OS a otro nivel gracias a que unirá la tecnología de Fitbit con el desarrollo que está logrando Alphabet en el ámbito de la inteligencia artificial. La unión, insiste, “fomentará la innovación” y “beneficiará a más personas por todo el mundo”.

La matriz de Google presentó resultados esta semana. Se anotó un beneficio de 7.070 millones en el tercer trimestre. Es un 23% menos cuando se compara con el mismo periodo del pasado ejercicio. Los ingresos crecieron un 20%, hasta los 40.500 millones de dólares. La compra, además, se produce en un momento en el que cree el escrutinio regulador a las grandes tecnológicas por su dominio del mercado.

La mayor fuente de ingresos de Alphabet son los anuncios en el portal de Google. La compañía más poderosa de Internet está registrando en paralelo un sólido crecimiento en el negocio de la gestión de datos, donde tiene como rivales las plataformas de Amazon y Microsoft. Y al mismo tiempo está ampliando la oferta de dispositivos electrónicos que operan en la plataforma Android.

Fitbit, por su parte, fue pionera en el desarrollo de relojes interactivos que se utilizan para rastrear la actividad física. El estreno bursátil creó por eso gran expectación, por el potencial que tenía para crecer. Apple y Samsung, sin embargo, innovaron mucho más rápido. Este tipo de dispositivos se utilizan cada vez más en el ámbito de la salud, donde Google está apostando también fuerte.

Google, sin embargo, no cuenta con su propio reloj interactivo. Hasta ahora dependía de terceras marcas como Fossil. La adquisición de Fitbit, sobre la que se especula desde hace días, le permitirá por tanto desarrollar su propia tecnología y completar su ecosistema. Lo que está por ver es si esta operación levanta nuevas ampollas entre los reguladores de la competencia.

Fuente: El País