El ex consejero delegado de Bankia, Francisco Verdú, ha asegurado este miércoles en el juicio que se sigue por la salida a bolsa de Bankia que «no había razones para dudar de las cuentas de Bankia porque eran las más supervisadas de la historia de España».

Verdú, que se incorporó al banco dos meses antes de que empezara a cotizar, recordó que las cuentas tuvieron la bendición de la Autoridad Bancaria Europea (EBA), «cinco días antes de la salida a Bolsa, incluso en el escenario económico más adverso», del Banco de España, de dos agencias de calificación de riesgo, de las cuatro mayores auditoras, del fondo de rescate (FROB), dependiente del Ministerio de Economía, que ya había invertido 4.400 millones en la entidad, y de los principales bancos de inversión, «como Bank of America Merrill Lynch, Goldman Sachs, JPMorgan, Deutsche Bank y Barclays, que hicieron largos informes después de cobrar cuantiosas cantidades».

«Yo no tengo ninguna duda, ni razón ni evidencia para cuestionar esas cuentas; las firmo porque tienen todas las bendiciones», resumió en la misma línea que sostuvo Rodrigo Rato, expresidente de Bankia, y José Manuel Fernández Norniella, consejero de la entidad, en sesiones anteriores.

«Cuando llegué» (oficialmente Verdú se incorporó el 16 de junio, pero desde el 20 de mayo acudía como oyente a los consejos), «lo primero que hice fue leer todos estos informes, que ocupaban cientos de páginas. Además, ya estaba hecho el borrador del folleto de salida a Bolsa. Si hubiera cuestionado todos los créditos y los dos millones de tasaciones, hubiera retrasado cuatro años la salida a Bolsa. Si los directivos cuestionaran todas las cuentas e informes oficiales, nadie cambiaría de banco», afirmó ante el fiscal. Leyó un informo del supervisor, que no solo daba el visto bueno a las cuentas de Bankia, sino que decía que «sus proyecciones financieras garantizan la viabilidad del banco». 

El testimonio de Verdú es especial porque a diferencia del resto de directivos acusados, es un profesional reconocido en el mundo financiero que llegó con poca antelación a la salida a Bolsa y no perteneció al equipo de confianza de Rodrigo Rato, expresidente de la entidad. Incluso se opuso al uso de las tarjetas black y pidió que nadie las utilizara. La fiscalía pide dos años y siete meses por presunta estafa a inversores en la salida a Bolsa, la menor condena del equipo directivo.

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Verdú fue consejero delegado de Banca March desde 1996 hasta 2010, cuando ocupó una de las vicepresidencias del grupo mallorquín, cargo que compaginó con el de consejero en la constructora ACS y en la Corporación Financiera Alba. Ocupó puestos en Argentaria, en el Banco de Vizcaya y en la Caja Postal.

«Bankia podía haber sido viable»

El exnúmero dos de Bankia ha mantenido un debate técnico contable muy elevado con el fiscal, Alejandro Luzón, que está llevando el caso en sustitución de Carmen Launa (de baja por motivos de salud), en el que insistió en que nunca pensó que las cuentas eran falsas por todas las garantías relatadas.»Si las cuentas ocultasen algo, el más engañado sería yo», afirmó. Derivó toda la responsabilidad de concretar el precio final de la salida a Bolsa de Bankia en Rato, que tomó esa decisión sin consultarle, dijo, ya que solo lo consultó con el banco de inversión Lazard, que posteriormente le fichó tras salir de la entidad. 

También sostuvo que es falso que Bankia no tuviera futuro. «Eso que dice todo el mundo que se sabía que no podía generar ingresos no es verdad. Si no los tipos no se hubieran hundido, al igual que la economía, con una violencia que nadie anticipó, Bankia hubiera sido viable. Presenté un plan de 2012 a 2015 en el Banco de España que recibió todos los elogios». Criticó a los peritos, «que están juzgando a Bankia siete años después de que ocurrieran los hechos» y dijo que no está de acuerdo con sus afirmaciones sobre que Bankia no tenía suficientes provisiones. «Lo he consultado con expertos y eso no es así. Los balances tenían esas provisiones», apuntó el acusado.

Verdú ha recordado además que «cinco días antes de la salida a bolsa» se publicó el resultado de los test de estrés realizados a toda la banca europea, unos exámenes que «esperaban con ansiedad todos los consejeros de los bancos», y que Bankia pasó con holgura.

Otro de los grandes temas del interrogatorio del fiscal fue el folleto de salida a Bolsa. Luzón le recordó que lo firmó, por lo que Verdú garantizó que «la información es conforme a los hechos, no hay ninguna omisión y asume su responsabilidad». Insistió en que cuando él vio el folleto ya estaba en borrador, que tuvo el visto bueno de los supervisores, y que la CNMV dijo que «todos los requerimientos que se hicieron fueron atendidos. Las cuentas de Bankia se hicieron a valor razonable, estaban bien armadas, me leí el folleto con profundidad y vi que recogía los riesgos».

Luzón, al igual que hizo el día anterior con Norniella, le preguntó por ausencias significativas de posibles quebrantos en el folleto. Citó los problemas con el Banco de Valencia, que generaron unos 700 millones de provisiones, sobre lo que Verdú afirmó que no era una filial de Bankia, sino de BFA, su matriz, «por lo que no se debía incluir en el folleto». Sobre el agujero de Martinsa Fadesa, en donde Bankia asumió el mayor riesgo en su quiebra, Verdú recordó que su banco era acreedor preferente, por lo que estaba en el primer lugar para cobrar. 

Los problemas con Deloitte

El fiscal preguntó si habló con Francisco Celma, auditor de Deloitte, sobre los problemas que existían y que impedían realizar la auditoría. Verdú dijo que las dificultades contables no eran su responsabilidad, ya que afectaban a la matriz BFA y que aunque asistió a algunas reuniones de ese grupo, no tenía poderes ejecutivos. Explicó al fiscal que en aquellas citas «supongo que estaba Luis Maldonado, ya que era el responsable del gabinete del presidente. Yo no tengo nada que ver con BFA, no lo puedo decir más veces», afirmó molesto ante las insistentes preguntas de Luzón sobre la matriz.

«Los problemas del auditor no eran con Bankia, sino con BFA. Era un tema que me ponía nervioso, pero no podía hacer nada más de lo que hice», dijo Verdú. Admitió que estaba preocupado por la falta de auditoría de BFA y pidió al responsable de este departamento en Bankia que acelerara los trámites para entregarla a la CNMV.

A preguntas del fiscal, dijo que no entendió por qué Deloitte no entregó «su auditoría con salvedades, que es lo que tiene que hacer un auditor ante la CNMV porque para eso tiene un contrato. No me explico lo que hizo Deloitte, creo que fue un error, quizá tenía información de que iban a llegar nuevos decretos con más exigencias… No obstante, los nuevos decretos de 2012, como apuntó el fiscal, no debían afectar a las cuentas de 2011. El ex consejero delegado lo admitió. «Nadie estaba feliz con esta situación, era un tema muy complejo» y afirmó que no se puso al frente de este asunto porque aunque era el que tenía más experiencia en asuntos de negocio pero era experto en auditoría. «Presioné en la medida de lo posible para solucionarlo», apuntó.

Verdú explicó que José Ignacio Goirigolzarri, actual presidente de Bankia, le mantuvo como directivo desde mayo hasta julio. «En ese momento, llegó una querella de UPyD, que me destrozó la vida profesional y personal. No podía seguir en Bankia con una imputación». Explicó que ahora está trabajando «porque me tengo que ganar la vida» y que está en el comité dirección de una gestora de patrimonios, consejero de firma de entretenimientos, no se rían, que organiza torneos medievales, y consejero de un grupo hotelero».

Reformulación de cuentas

El fiscal también le habló de un informe de PwC que hablaba de pérdidas esperadas cuantiosas, a los que el directivo respondió que, consultado el Banco de España, se adelantaron las provisiones. Luzón insistió en que advertían de provisiones muy elevadas, que podían afectar al capital. El exconsejero delegado alegó que eran informes anteriores a su llegada. «También todas las auditorías de las que hemos hablado son anteriores a su llegada y las conocía», rebatió el fiscal.

También trajo a colocación un informe de seguimiento del Banco de España con duras advertencias sobre la morosidad y la mala práctica en las refinanciaciones de casi 4.000 millones, pero Verdú sostuvo en un principio que era de su ámbito, aunque luego dijo porque no lo conocía al ser anterior a su llegada o porque los responsables de esas divisiones no se lo comunicaron. Habló de las dificultades técnicas por la fusión de siete sistemas informáticos de las cajas. Luzón le recordó que en marzo de 2012 apoyó la reformulación de las cuentas de Bankia. «¿Por qué lo hizo en aquel momento?» Respondió que eso no era su responsabilidad: «Lo apoyé porque lo pidió los responsables de auditoría».

Fuente: El País