Facebook ha acordado pagar una multa de 500.000 libras (unos 580.000 euros) a la Oficina del Comisionado de Información (ICO), el regulador de protección de datos del Reino Unido, por su papel en el escándalo de Cambridge Analytica. La compañía de Mark Zuckerberg había inicialmente apelado la sanción, lo que llevó a la ICO a presentar una contra apelación.

La BBC detalló ayer que, como parte del acuerdo, la red social no ha admitido responsabilidad alguna sobre este caso, que desató una grave crisis de credibilidad a la compañía. La consultora privada había utilizado sin su consentimiento los datos de 87 millones de usuarios de la red social para influir en su voto en las elecciones de EE UU que dieron como vencedor a Donald Trump.

James Dipple-Johnstone, comisionado adjunto de ICO, agradeció ayer que Facebook hubiera retirado la apelación y valoró positivamente el acuerdo. Aseguró que “la principal preocupación [de este organismo] era que los datos de ciudadanos del Reino Unido estuvieran expuestos a un grave riesgo de daño. La protección de la información personal y la privacidad personal es de fundamental importancia, no solo para garantizar los derechos de las personas sino también, como sabemos ahora, para la preservación de una democracia fuerte”.

Por su parte, Harry Kinmonth, abogado de Facebook, recordó que, tras el escándalo de Cambridge Analytica, la red social ha llevado a cabo cambios importantes para restringir la información a la que los desarrolladores de aplicaciones pueden tener acceso. Y, tras valorar también positivamente el acuerdo con la ICO, añadió que a la compañía le hubiera gustado haber hecho más para investigar las denuncias sobre esta consultora en 2015.

Aunque la ICO había argumentado que Facebook no había hecho lo suficiente para proteger la información de los usuarios, declaró que “no ha descubierto evidencia de que los datos de los usuarios de Facebook en la UE hayan sido transferidos a Cambridge Analytica”.

Más allá de este caso, WhatsApp (propiedad de Facebook) presentó ayer una demanda en EE UU contra la empresa israelí NSO Group por presuntamente hackear su servicio para espiar a más de un centenar de periodistas y activistas defensores de los derechos humanos.

WhatsApp denunció que entre abril y mayo pasados detectó un sofisticado tipo de ciberataque utilizando los servicios de vídeollamada de la aplicación. Según la firma, una vez que sonaba el móvil se transmitía de forma secreta un malware para infectar el teléfono con un sistema de espionaje. Ni siquiera era necesario contestar para que quedara infectado. Bajo este método, y según la empresa estadounidense, se habrían infectados 1.400 dispositivos en 20 países en 14 días.

La demanda incluye, entre otras cosas, una petición de bloqueo de la empresa para impedir que pueda usar la plataforma de WhatsApp, así como otras de Facebook, incluida su aplicación Instagram. Asimismo, la compañía ha pedido a los gobiernos y compañías a poner en marcha medidas para proteger a los usuarios de ataques similares, según informó Europa Press. “Ahora estamos buscando llevar a NSO ante la Justicia bajo las leyes estadounidenses, incluida la ley de Fraude y Abuso Cibernético”, Dijo el presidente de WhatsApp, Will Cathcart.

La empresa acusada ha negado hasta el momento estar relacionada con los ataques.»Rechazamos las acusaciones en los términos más enérgicos y las combatiremos con fuerza», ha asegurado NSO en un comunicado, informa Reuters. «El único propósito de NSO es proveer tecnología para agencias gubernamentales de inteligencia y policiales para ayudarles a combatir el terrorismo y crímenes graves». El programa malicioso que supuestamente habría utilizado la empresa israelí se llama Pegasus, considerado por el gobierno israelí como un arma poderosa.

Fuente: Cinco Días