Juan Molas (Barcelona, 1952) preside la patronal hotelera Cehat desde 2007 y ha vivido en primera persona, los tres años de crisis económica, la recuperación a partir de 2011 por la inseguridad en destinos competidores y el ciclo de tres años (2015 a 2017) en el que los empresarios han logrado recuperar y superar rentabilidades y precios perdidos durante la crisis. Los datos hasta julio muestran una desaceleración en la llegada de turistas extranjeros a España, con una fuerte caída en julio, aunque Molas no se atreve a hablar de cambio de ciclo. “Es hora de hacer los ajustes que hemos aplazado”, recalca.
En 2017 España logró un record de 81,8 millones de viajeros extranjeros y encadenaba tres años con crecimientos de dos dígitos. Esa tendencia se ha frenado este año. ¿A qué achaca la ralentización en las llegadas?
La recuperación de países de Turquía, Tunez, Grecia y Egipto es notable, la situación geopolítica ha cambiado a bien y han recuperado cuota de mercado, pero exclusivamente a base de precio. El problema no es tanto los turistas alemanes, británicos y rusos que han recuperado, como las plazas de avión que han ocupado. Y eso lo han notado Canarias y Baleares, donde los viajeros solo pueden llegar en avión. El cambio climático también es una realidad. Los países del norte y del centro de Europa han tenido un verano excelente y eso ha provocado que el primer destino de los turistas alemanes haya sido Alemania y no Turquía o España. Pero no todo el análisis hay que hacerlo en clave negativa. Nos han bajado los dos principales mercados emisores (Reino Unido y Alemania) y el destino más afectado ha sido Baleares, a donde han llegado 185.000 alemanes y 35.000 británicos menos. Es solo el primer aviso. Pero, en el el otro lado, han subido, aunque no en la misma proporción, dos mercados tan relevantes para el gasto como EE UU y Asia. El turismo nacional también se ha recuperado, como muestra el hecho de que el extranjero haya caído un 5,6% hasta julio y el nacional haya subido en 95.000 españoles viajeros. .
El ajuste más importante se ha producido en Cataluña, con un ajuste de 242.000 viajeros menos. ¿Cree que el enconamiento del conflicto por la independencia puede seguir pasando factura al sector turístico?
Cataluña ha dejado de ser un tema local y debe ser una preocupación nacional. En primer lugar no se está abordando la pequeña inseguridad ciudadana, con hurtos o robos continuos, que están dando una pésima imagen de la ciudad. Hay miles de manteros en las calles que también dan mala imagen. No pueden haber esa permisividad que permite la invasión de la vía pública. Ese tema se le ha escapado de las manos a Ada Colau. Pero quizá lo más preocupante ha sido la caída del turismo nacional. Después del referéndum del 1-O, la primera señal fue la venta del Imserso, con caídas que nunca se habían producido en Costa Dorada. Al mismo tiempo la contratación de eventos de negocios se está ralentizando y eso preocupa mucho al sector hotelero. Confieso que me da angustia la situación actual, me preocupa mucho y me entristece porque no le veo salida. Hay tres sociedades distintas: los independentistas convencidos, los no independentistas convencidos y la mayoría silenciosa preocupada ante una situación que parece un callejón sin salida.
España ha vivido un ciclo de tres años de crecimiento inédito en el turismo y los precios y las rentabilidades del sector han superado los niveles previos a la crisis, algo que no ha sucedido con los salarios. ¿Cree que es hora de subirlos y de que los trabajadores recuperen el poder adquisitivo perdido?
Lo primero es reconocer el importante esfuerzo que realizaron los hoteleros entre del 2008 al 2014 en contención y disminución de precios, pese a que se han recuperado en los tres últimos años. Siempre pongo un ejemplo con un hotel emblemático de Sevilla, que en 1999 cobraba una habitación doble a 10.000 pesetas y quince años el precio se había mantenido estable en torno a los 60 euros. Luego en los tres años posteriores subió hasta los 80 euros. Sí. Creo que es hora de que los salarios suban y ya en algunos convenios se han adaptado a la recuperación. Si bien la cifra firmada en Baleares (un alza del 17% en cuatro años) ha arrastrado a otros convenios que no venían de los mismos parámetros. El trabajador debe reconocer que el empresario ha aguantado plantillas en unos años de muy duros de crisis y el empresario tiene que reconocer que hay que adaptar los salarios a la recuperación.
La gestión de los pisos turísticos se ha convertido en un dolor de cabeza para los hoteleros. Algunas ciudades, como Madrid, han optado por acotarlos en algunas zonas y establecer obligaciones, con carácter retroactivo, que podrían convertir en ilegal casi el 95% de la oferta. ¿Está de acuerdo con el plan del ayuntamiento de Madrid o cree que se han pasado de frenada?
En cinco años Airbnb ha pasado de comercializar 50.000 a 500.000 viviendas, la gran mayoría ilegales. El plan de Madrid para acotar los pisos turísticos es un ejemplo a seguir por otras ciudades. Me parece un acierto. Que nadie vea este mensaje como una manera de protegernos contra algo que nos invade. ¿Han llegado para quedarse? Perfecto, pero en condiciones iguales. Tendrán que cumplir la ley, pagar impuestos, identificar a los clientes y ser transparentes. En Grecia puedes comprar medicinas en España, mientras que en España no lo puedes hacer. ¿Sabe por qué? Porque la ley lo prohíbe y obliga a hacerlo en farmacias.
El plan de Madrid establece obligaciones con carácter retroactivo, como la obligación de tener un acceso independiente. ¿No le parece injusto que afecte de la misma manera a particulares que a profesionales y además?
No. Algo similar sucedió con la ley para prohibir el tabaco. Se obligó a realizar inversiones para acotar espacios, luego se prohibieron y no se compensó por ello. Hubo empresarios que se metieron en este negocio del que no disponían de información y que no calcularon.
En este escenario con tantas incertidumbres (brexit, recuperación de mercados competidores o inestabilidad política en Cataluña)…¿Cuáles son las previsiones que maneja para el futuro?
Creo que las perspectivas a medio y largo plazo son buenas porque las variables macroeconómicas de los grandes emisores, como Reino Unido o Alemania, son solidas. Al mismo tiempo, la Organización Mundial de Turismo ya ha certificado que en los próximos doce años la cifra de turistas mundiales crecerá hasta los 1,8 billones en 2020 (ahora son 1,3 billones), fundamentalmente por el crecimiento de países lejanos de América, como EE UU o los latinoamericanos, y Asia, fundamentalmente Japón, Corea y China, que casualmente son los que más gasto hacen en sus estancias. El mercado emisor más importante será China. El turista chino es muy particular, ya que tendrá como destino prioritario el Mediterráneo y hará viajes de un mes en el que visitará Francia, España e Italia. Sigo pensado que estamos invirtiendo poco en Latinoamérica, ya que España es la puerta de entrada natural para el turista hispanoamericano en Europa.
Fuente: Cinco Días