Después de más de 80 comparecencias y muchos meses de trabajo, este jueves se cerró finalmente la comisión de investigación de la crisis. La última intervención fue la del segundo ejecutivo del mayor banco de la zona euro. Ahora toca recibir las propuestas de los portavoces para llevar un documento consensuado al pleno del Congreso en noviembre.

Con muy poca autocrítica, Álvarez explicó las causas de la crisis, centrándose en el negativo papel de las cajas de ahorros, por su mala gestión y gobierno corporativo, así como por el negocio inmobiliario que embaucó a todos los gestores. “Tanto cajas como bancos fuimos excesivamente optimistas en la concesión de crédito especialmente relacionados con el sector inmobiliario. Deberíamos haber sido más restrictivos. No crean que es fácil restringir el crédito en época de bonanza”, se justificó. Álvarez, afirmó que el grupo ha contribuido con unos 6.100 millones al proceso de rescate financiero por su aportación al Fondo de Garantía de Depósitos y al banco malo, la Sareb.

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Explicó que el sistema financiero español pasó de ganar 25.000 millones en 2007 a tener unas pérdidas brutas de 74.000 millones en 2012 por la crisis.

“Por esta situación, el Santander no gana dinero en España desde hace seis años. Del total de beneficios, el 60% proviene de Latino América, el 21% de Reino Unido, el 17% de Santander Consumer Europa. El negocio en España, incluido el Banco Santander España, el centro corporativo y la división inmobiliaria no genera beneficios”. Esta situación es similar a la de su competir, el BBVA. No obstante, en la información facilitada a los medios, habitualmente el Santander no adjudica las pérdidas del centro corporativo al negocio de España, por lo que no había publicado las pérdidas consecutivas desde 2011.

Pese a estos números rojos, el número dos del Santander afirmó: “Somos el banco con mayor carga fiscal en Europa. Aunque no tenemos beneficio en España, contribuimos con 1.130 millones al sostenimiento público”. También aseguró que la carga fiscal del Grupo Santander en el segundo trimestre del 2018 “se ha situado en el 36% frente al 25% de media de nuestros competidores”. Este ejecutivo rechazó que se cree un impuesto a la banca (como planteó el Gobierno y exige Podemos) porque “le estigmatiza y no ayuda a generar un buen ambiente de inversión” en los mercados. Álvarez relacionó la posibilidad del incremento de los impuestos con la baja la rentabilidad del sector, “el mayor problema de la banca”. Y recordó que el Popular cayó por su falta de rentabilidad.

Lecciones de la crisis

Rechazó “la teoría de la conspiración” que apunta que el Santander sabía el final del Popular y esperó a que quebrara. “Es cierto que analizamos meses antes el tema del Popular, pero es que estaba todos los días en los periódicos”, comentó Álvarez. Preguntado por cuanto podrían obtener con esta compra, reiteró que esperan una rentabilidad del 13%, “pero tuvimos que ampliar capital en 7.000 millones”.

En cuanto a las lecciones de la crisis, desgranó cinco. “Es necesario mejorar la gestión del riesgo; por ejemplo se han mejorado las prácticas de valoración inmobiliaria (tasadoras), calidad de los colaterales, nuevas tecnologías en la captura y el análisis de datos”. También dijo que es importante “una gestión contracíclica del riesgo para evitar el sobrecalentamiento de los mercados, por ejemplo el inmobiliario, con más crédito”. Álvarez abogó por que las entidades tengan balances bancarios fuertes para aguantar crisis financieras, y por tanto, “niveles más altos de capital de los que había antes de la crisis”. Reclamó bancos diversificados internacionalmente. Y dijo que es clave “tener un excelente equipo directivo y procesos de gobernanza fuertes y transparentes”.

Los diputados recordaron las multas de los supervisores al Santander por la venta de productos tóxicos para los clientes. Álvarez aseguró que corrigen estas situaciones y afirmó que nunca compensa infringir las normas y luego pagar las multas “porque se pierde lo más importante: la confianza del cliente”.

Falta un soporte para bancos en crisis

El consejero delegado de Banco Santander, José Antonio Álvarez, reconoció que en los procesos de resolución de entidades, como sucedió en el caso de Popular “siempre falta información y tiempo”. No obstante, defendió que la venta del Popular fue un procedimiento comunitario “lógico” que se ajustó a la legalidad. Aun así, el directivo de Santander cree que sería “conveniente” que existiera “un prestamista de último recurso”, un organismo que socorra a los bancos sin liquidez para que los potenciales compradores tengan más tiempo y más información, y acudan más interesados.

Fuente: El País