El sistema canaliza el agua caliente usada y, antes de verterla al desagüe, la redirige para precalentar la nueva.
Usar el calor del agua caliente residual para aumentar la temperatura del agua fría mientras nos duchamos. Esa es la magia que hace el denominado Waste Water Heat Recovery System para poner fin al derroche en el cuarto de baño, la estancia de la vivienda que, casualmente, más energía consume, sobre todo cuando produce el agua caliente sanitaria.
“Y en mayor porcentaje aún en la ducha, puesto que apenas se aplican técnicas de recuperación térmica y esta energía sale de nuestras casas por el sumidero, sin más”, precisa César González, director de Cerian Shower, la empresa de Alcira (Valencia) que ha registrado la marca Passive Shower para bautizar un diseño de plato de ducha “absolutamente novedoso por solucionar los problemas de instalación de los que ya reutilizan la energía de las aguas grises”.
Esta patente, desarrollada junto a Ángel Almodóvar y Ricardo Báguena, también profesores del centro integrado de FP alcireño Luis Suñer Sanchís, va un paso más allá al proponer que el intercambiador de temperatura vaya en el mismo suelo o bien en una canal vertical anexo al mismo. Es decir, integrado estéticamente, y sin complicar la accesibilidad de las personas con movilidad reducida, puesto que la altura total es de 45 mm, frente a los 145 de modelos anteriores que requerían un escalón para poder instalarlo.
“Es un gran logro porque muchas veces se sustituyen las bañeras por las duchas buscando ese acceso más fácil de los usuarios. Aparte, no invade bajantes comunes ni necesita ningún tipo de mantenimiento especial”, explica González.
Dentro de la tendencia actual a buscar la eficiencia energética con elementos pasivos, sin mecanismos, que fomenten el ajuste de los consumos, “Passive Shower apenas se detecta visualmente, pero su ahorro sí se aprecia bien en la factura, ya que reduce el gasto cerca de un 40%. Si hablamos de dinero, hemos calculado que el ahorro para una familia de tres personas sería de 152,5 euros anuales. Es decir que en poco más de dos años se rentabilizaría el sobrecoste de optar por un sistema como este frente a otro tradicional (unos 320 euros)”, asegura el empresario.
Los tres socios se muestran satisfechos con el resultado de su modelo porque consideran “que es un buen producto que, además, llega en el momento adecuado”. Como espaldarazo, el borrador del nuevo Código Técnico de Edificación reconoce la energía aportada por los recuperadores de calor y la incluye en el apartado de renovables para la producción de agua caliente sanitaria.
Para César González, “esto es algo muy importante, porque hasta ahora los referentes estaban en Europa, en algunos países con propuestas más avanzadas y legislaciones más favorables”.
Un recorrido en tres pasos
La crisis de la construcción en 2008 coincidió con la presentación de una primera patente, “un sistema avanzado pero complejo en cuanto a instalación y mantenimiento y, por tanto, caro”, resume César González.
En 2017 lanzan un prototipo que empiezan a vender en plataformas de comercio online.
Este año presentó el proyecto en la galería de innovación de Genera, feria de medio ambiente de Ifema.
Fuente: Cinco Días