Los grupos de automoción están bailando con el diablo tecnológico. Renault, Nissan y Mitsubishi dijeron ayer que sus coches utilizarán Android a partir de 2021. La alianza usa ahora un batiburrillo de tecnología que incluye Linux. Ninguna de las partes reveló los términos del acuerdo, pero se supone que el enfoque será similar al de los smartphones, donde Google regala software a cambio de datos del usuario y preinstalar sus aplicaciones.
Los coches modernos tienen sistemas de infotretenimiento en una pantalla debajo del salpicadero para ayudar con la navegación, la reproducción de música y otras tareas, que normalmente funciona con QNX –de Blackberry–, Linux o Microsoft. Tiende a ser más torpe que la interfaz de los móviles, y suele carecer de tiendas de apps. La incorporación de Android ofrece a una gran comunidad de desarrolladores un incentivo para crear aplicaciones para, por ejemplo, encontrar plazas de aparcamiento o pagar multas. Rivales como Peugeot y Toyota no tienen más remedio que seguir su ejemplo.
Los fabricantes pierden poco a corto plazo. Google es sobre todo un negocio de publicidad, por lo que deberían interesarle sobre todo datos que le permitan comercializar productos basados en la ubicación de los usuarios, por ejemplo. Los grupos de motor podrían mantener el control de la información sobre el rendimiento del coche para ofrecer nuevos servicios como reparaciones preventivas. Pero cuando los conductores se acostumbren a las apps de Google en sus coches, será más difícil para los fabricantes cambiar de proveedor, como ya ocurre en el sector del móvil, en el 88% de los teléfonos usan Android (según Statista).
Google podría acabar exigiendo a las automotrices que le proporcionen datos del motor que ayudarían a su unidad de coches autónomos Waymo. Eso llamaría la atención de las autoridades de competencia: Alphabet fue multada recientemente con 4.300 millones por la Comisión Europea por abusar de su dominio en el mercado de los móviles.
Los fabricantes de automóviles serán reacios a la hora de dar a Google más poder de mercado, pero puede que no tengan muchas opciones.
Los autores son columnistas de Reuters Breakingviews. Las opiniones son suyas. La traducción, de Carlos Gómez Abajo, es responsabilidad de CincoDías
Fuente: Cinco Días