Eduardo Flores, licenciado en Económicas y responsable de Mi Director Financiero, trabajó durante más de 15 años en departamentos financieros y de logística en grandes multinacionales. Tras unos años en México, volvió a Madrid con la intención de dar un giro a su vida profesional y empezar una nueva aventura en solitario. “Había llevado la parte financiera de una gran empresa que tenía filiales repartidas por todo el mundo. Si lo había hecho desde la distancia y había funcionado, ¿por qué no seguir haciéndolo desde fuera y ofrecer este servicio a compañías que no pueden pagar un director financiero? Dicho y hecho. En 2016 nacía la empresa, sin apoyo económico externo. “Tampoco lo necesitaba porque la inversión inicial era básica. Bastaba con tener los conocimientos necesarios y un ordenador”.

Con estos mimbres, el pasado año facturó 150.000 euros, con un beneficio neto de unos 10.000. Prevé alcanzar un millón en cinco años y no tiene intención de acudir a ninguna ronda de financiación. En un futuro no muy lejano pretende internacionalizar la empresa y llegar con este modelo de negocio a otros países de Europa y montar tutoriales para explicar temas concretos de la gestión de cada compañía. Actualmente cuenta con una cartera de 15 clientes, sobre todo pymes y autónomos que tienen un volumen de facturación entre 400.000 y tres millones de euros. Están repartidos por la geografía española e incluso mantiene uno en Brasil, herencia de un antiguo trabajo. Pertenecen a sectores tan dispares como el catering, los viajes o la distribución de madera y la fabricación de mobiliario. “Los emprendedores y pequeños empresarios quieren hacer de todo, pero no suelen tener suficientes conocimientos para controlar la gestión del negocio (balances, presupuestos, costes…), la tesorería y la parte administrativa. Es frecuente que se les escape esta parte y por eso les ofrecemos un trabajo a la medida”.

El servicio funciona de manera sencilla. La empresa se pone en contacto con Mi Director Financiero a través de la web, conciertan una primera cita y luego realizan un estudio personalizado. Después pactan la relación con la firma con un contrato de confidencialidad, sin permanencia (si al final no está satisfecho, basta con avisar con un mes de antelación). Según la complejidad de la empresa, el servicio tiene un coste diferente, que ronda entre 35 y 50 euros la hora. También el tiempo dedicado es distinto, con una media al mes de 30 a 50 horas. “Pero todo depende, hay empresas que solo necesitan 10 y otras que además nos solicitan extras como ir a reuniones o a un consejo de administración en su nombre”.

La empresa está inmersa en nuevos proyectos como el desarrollo de una plataforma para apoyar la parte de ventas y marketing, que comparte con su socio Antonio Salas, y acaba de lanzar un programa de seis semanas al que las empresas se pueden acoger cuando lo necesiten, con un coste de entre 500 y 1.000 euros. En este tiempo analizan la rentabilidad, proponen un plan de crecimiento, hacen balance de riesgos, revisan las ventas o las estrategias de costes, entre otros temas.

Fuente: El País