Las grandes finanzas todavía se están recuperando de la crisis; mientras, Antonio Guterres, secretario general de las ONU, dijo el lunes que hay una “falta de liderazgo y ambición” en la lucha contra el cambio climático, y advirtió de una inminente catástrofe si el mundo no se adapta. Estas dos dispares narrativas podrían combinarse para redimir a los bancos.

La ONU cree que habrá al menos 26 billones de dólares en beneficio si Gobiernos, empresas y demás trabajan juntos para cambiar el rumbo respecto al clima. Eso debería hacer salivar a Wall Street por las oportunidades para aumentar sus ingresos y el precio de sus acciones. La mayoría de los principales bancos de EE UU, desde Bank of America hasta Morgan Stanley, han prometido hasta 200.000 millones cada uno para financiar proyectos de renovables y similares durante la próxima década. Y a nivel mundial, la industria financiera está tomando otras medidas para poner de relieve los riesgos del carbono y promover la sostenibilidad.

El problema es que los esfuerzos parecen fragmentados. Es necesario invertir unos 90 billones de dólares solo en infraestructura durante la próxima década, dice la ONU. Eso es casi seis veces más que los activos del sistema bancario de EE UU. Así que tendrán que participar muchos otros negocios e inversores.

La banca de inversión también puede participar. Por ejemplo, históricamente ha hecho fortuna con innovaciones como empaquetar pequeños préstamos en titulizaciones más grandes que pueden atraer a más y mayores inversores. De ese modo, podría actuar como catalizadores de nuevas inversiones por parte de pequeñas y grandes empresas, y beneficiarse de ello.

Hace un decenio, la laxitud en el despliegue de estos productos ayudó a desencadenar el colapso que dejó a millones de personas sin trabajo, costó a millones más sus hogares y dejó una mancha en la imagen de los grandes bancos. Con más cuidado, los banqueros actuales podrían usar herramientas similares para armarse a sí mismos y a otros en la lucha por frenar el cambio climático. Eso podría incluso amortiguar el próximo golpe a su reputación.

Los autores son columnistas de Reuters Breakingviews. Las opiniones son suyas. La traducción, de Carlos Gómez Abajo, es responsabilidad de CincoDías

Fuente: Cinco Días