
El Banco de España advierte de que el ritmo de creación de empleo se desacelerará en 2019 con más fuerza debido a la subida del salario mínimo anunciada por el Gobierno de Pedro Sánchez. No obstante, los efectos sobre el mercado de trabajo se verán compensados con un ligero repunte observado últimamente en la actividad, que está siendo un poco más dinámica de lo esperado, y por el impulso que proporciona la reciente caída del precio del petróleo y un tipo de cambio del euro algo más depreciado. De tal modo que la previsión de crecimiento de la economía para 2019 se deja igual: en el 2,2%, según las últimas proyecciones del banco publicadas este viernes.
El organismo que preside Pablo Hernández de Cos sostiene que el incremento del salario mínimo anunciado afectará de forma directa a un 6,2% de los trabajadores en activo, «una proporción considerable dada la importante cuantía» de la subida, fijada en el 22,3%. «Sin embargo, según las estimaciones realizadas, el impacto de la medida sobre la remuneración de los asalariados, en su conjunto, será prácticamente nulo, ya que, en términos porcentuales, los efectos al alza sobre el salario medio se verán compensados aproximadamente por una pérdida de empleo de similar magnitud», afirma el documento. Es decir, en euros la masa salarial ganará lo mismo pero la distribución será distinta: los salarios bajos conseguirán más a costa de los que no obtendrán un trabajo.
En su comparecencia ante el Congreso a principios de noviembre, el gobernador Hernández de Cos afirmó que se dejaría de crear un 0,8% del empleo, esto es, unos 150.000 puestos de trabajo. «El incremento del salario mínimo en cuantías reducidas tiene poco efecto. Pero tenemos pocas experiencias de subidas altas. Ninguna de un 22%. Y este impacto limitado se derivaba de que el colectivo afectado era pequeño. Los efectos podrían incluso no ser lineales. No vayamos a lograr lo contrario de lo que pretendíamos y reduzcamos el empleo de aquellos a los que se quería ayudar, los jóvenes», declaró. La Autoridad Fiscal ha cifrado la pérdida de empleo en unos 40.000 en el primer año y unos 20.000 en el segundo. Y la Comisión Europea calcula unos 70.000 trabajos menos.
El Banco de España prevé que el PIB crezca este año un 0,6% trimestral en el tercer trimestre y en el cuarto, una tasa igual a la de los dos trimestres precedentes. A pesar del notable debilitamiento experimentado en la zona euro, la economía española ha logrado resistir un poco mejor, en parte por el mayor gasto público en subidas de salarios y de pensiones. Aun así, el organismo rebaja una décima su pronóstico de avance del PIB para 2018 hasta el 2,5%. Esta tasa de crecimiento se sitúa cinco décimas por debajo del 3% que creció la economía en 2017. Y el motivo aducido es que las medidas de política monetaria del BCE tienen ya un menor impacto sobre la mejora de las condiciones de financiación. También se observa que la aportación negativa de la demanda exterior ha alcanzado en 2018 «una magnitud significativa», si bien se considera que esta evolución negativa mejorará en el futuro.
«Se espera que el crecimiento del PIB evolucione dentro una senda de gradual desaceleración a lo largo del horizonte de proyección», explica. La institución considera que el consumo irá perdiendo fuerza muy poco a poco conforme la mayor incertidumbre haga mella. Lo que hará que mejore algo la tasa de ahorro, en la actualidad en niveles mínimos. Para 2020 se pronostica un alza del PIB del 1,9%, una décima menos que en la anterior estimación. Para 2021 se prevé un crecimiento del 1,7%.
Los riesgos de que estas previsiones empeoren han aumentado. El Banco de España apunta a las tensiones financieras por las subidas de tipos en Estados Unidos y sus efectos en los países emergentes; las medidas proteccionistas y la incertidumbre en torno al Brexit y los presupuestos italianos. En el plano interno, «la actual fragmentación parlamentaria podría dificultar la aplicación de las reformas estructurales y ralentizar el proceso de consolidación fiscal», reza el informe.
Fuente: El País