“Demostrar su solvencia sin tener una nómina”. A la pregunta sobre cuál es la principal dificultad de los empleados por cuenta propia a la hora de solicitar una hipoteca, la vicepresidenta de la Asociación de Trabajadores Autónomos (ATA), Celia Ferrero, no tiene dudas: se trata de convencer al banco de que, aunque no ingresan cada mes un sueldo fijo, como es el caso de los asalariados, no tendrán problemas cuando llegue el momento de pagar las cuotas del préstamo. “Y esto vale por todo tipo de créditos”, añade.

Pese a registrar una clara mejora en las condiciones de acceso a la financiación, los autónomos recurren a ella cada vez menos. De los trabajadores por cuenta propia encuestados por ATA, en el primer semestre de este año únicamente tres de cada diez –el 31,8%– se dirigieron a una entidad financiera para solicitar un crédito, pero al 76,2% de estos se le concedió, lo que supone cinco puntos más que en el anterior barómetro, aunque a un 18,1% le dieron un importe inferior a la cantidad que habían pedido.

“A pesar de que la demanda del crédito está bajando, es importante señalar como únicamente al 15,6% de los autónomos que han acudido a una entidad financiera en 2018 se le ha denegado la financiación, mientras que este porcentaje en 2015 era del 36,6% y en diciembre de 2017 del 19,2%”, explica Ferrero. El 8,2% restante señala que aún no ha recibido respuesta. Si obtener un préstamo y, más especialmente, una hipoteca, parece hoy más sencillo que en los últimos años, ¿qué trabas podría encontrar un autónomo en este proceso y qué errores debería evitar?

Los porqués del recelo

“Un autónomo puede obtener una hipoteca, pero es y ha sido siempre más difícil que para un asalariado”, admite Ferrero ante la idea preconcebida de que este tipo de préstamo es un espejismo para los trabajadores por cuenta propia. “Hay muchas entidades que no quieren financiar autónomos, salvo que ya tengan conocimiento de su comportamiento financiero porque estos últimos son sus clientes”, explica Ricardo Gulias, director general de la empresa de intermediación Tu solución hipotecaria.

Las razones de tanta desconfianza estriban en la inestabilidad económica que puede caracterizar la actividad de un autónomo, su fragilidad, la carga fiscal, la cantidad de gastos que tiene que asumir y saber gestionar, los riesgos que contrae. Si las entidades valoran la existencia de ingresos regulares así como un contrato indefinido como elementos que reducen el riesgo de impago, el autónomo deberá confrontarse constantemente al hecho de que nunca los tendrá. ¿Cómo sobreponerse a este bemol? “Con garantías y avales”, contesta Ferrero.

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Se trata de aportar “muchísima más documentación que los demás, así como demostrar la existencia de bienes en propiedad (también los activos del negocio) o personas que puedan avalar nuestra solvencia, generalmente cónyuges o familiares”, afirma Ferrero.

Declarar menos, el gran error a evitar

El principal obstáculo a la concesión de una hipoteca a un autónomo, según la experiencia de Gulias, surge de su declaración de la renta. “Mal asesorados, algunos autónomos compensan muchos gastos para pagar menos impuestos y acaban declarando unos ingresos muy bajos”, señala. Con estas premisas, ¿qué banco concedería una hipoteca a alguien que, por lo menos teóricamente, no puede hacer frente a su devolución? “A través de los movimientos bancarios pueden demostrar que ganan más dinero”, matiza Gulias, quien, sin embargo, recomienda presentar declaraciones de la renta que reflejen la realidad y sean “acordes con la cuota”.

En la opinión de este experto, es preciso “un cambio de mentalidad”, aunque concede que, “con la carga fiscal que soportan”, es difícil para los autónomos resistir a la tentación de compensar los gastos. En la misma línea, Ferrero sugiere evitar “que la información económica aportada al banco, especialmente la relativa a la fiscalidad, no cuadre con el balance del negocio”. Y si por problemas de liquidez ha habido algún tipo de impago, intentar solventarlos antes de solicitar financiación, para presentarse con un dossier impoluto. Tener unos movimientos en la cuenta “limpios, sin demoras”, y empezar a ahorrar cuanto antes, ya que a los autónomos se les pide una mayor aportación que a un asalariado, son dos consejos más que Gulias dirige a este tipo de trabajador.

Muchos papeles

A la pregunta sobre las hipotecas específicamente concebidas para autónomos, Gulias contesta que “no existen”. “Todo lo contrario, se da la paradoja de entidades que financian al empleado del autónomo pero no a su jefe”, destaca, aunque con un buen asesoramiento, en su opinión, es posible conseguir hasta el 100% de financiación.

Eso sí, la cantidad de documentos que el autónomo deberá aportar al banco es ingente. Más allá de una declaración de la renta ajustada lo más posible a sus ingresos reales, el trabajador por cuenta propia presentará los cuatro últimos trimestres de IVA e IRPF, los últimos recibos de la cuota de la seguridad social y los movimientos bancarios de los últimos seis meses, en los que queda reflejado el comportamiento de pago y la gestión del dinero.

A todo ello, Ferrero añade las escrituras del negocio, el balance y los libros, incluso en el caso de no tener obligación de llevar contabilidad, los contratos con clientes, y los documentos que atestiguan la existencia de otros créditos o pólizas, entre otros. “Es decir, todo aquello que demuestre su capacidad económica”, concluye.

Fuente: El País