La cementera mexicana Cemex no se mueve de su posición de acometer un inminente ajuste tanto en su plantilla como en la capacidad de producción en España, pero se ha abierto a buscar alternativas con el Gobierno hasta final de año para las dos plantas sobre las que pesa anuncio de cierre.

Se trata de las fábricas de Gádor (Almería) y Lloseta (Baleares), las menores de las siete que la multinacional tiene activas en este país. Tras el anuncio de recortes, hecho público el pasado 16 de octubre, ha sido el Ministerio de Industria quien ha activado una mesa de trabajo en busca de proyectos industriales que garanticen la supervivencia de esas instalaciones. Se trata de intentar apagar un nuevo fuego en la industria española, activado tras producirse similares decisiones en Alcoa o Vestas.

La compañía ha accedido a la propuesta de la ministra, Reyes Maroto, y va a sentarse con representantes de las Consejerías de Empleo de Andalucía y Baleares, así como con los sindicatos mayoritarios, UGT y CC OO. También podrían incorporarse los ayuntamientos afectados por los cierres.

Está previsto que las conversaciones se mantengan de aquí a final de año, con lo que Cemex aplaza la esperada presentación del expediente de regulación de empleo que iba a ver la luz en estos días. «Continuaremos con el proceso de reestructuración, iniciado el pasado mes de octubre, a partir de la indicada conclusión (a finales de año) de los trabajos de la mesa», ha indicado la cementera a través de un comunicado.

Las causas de esta estrategia defensiva, de la que es considerada una de los tres grandes productoras de cemento en España, están relacionadas con el derrumbe en la demanda entre 2007 y 2017; el incremento de los costes de operación, esencialmente de los costes de la energía, y el cambio en la normativa europea del CO2. Todo ello deriva, además, en la pérdida de competitividad del sector para exportar.

Fuente: Cinco Días