En España aún no existe un marco legal específico que regule el derecho a la desconexión fuera del horario laboral, pero hay una directiva europea y jurisprudencia que lo amparan. El 17 de julio de 1997 la Audiencia Nacional determinó que es ilegal que una compañía obligue a sus trabajadores a tener conectado el teléfono móvil para poder ser localizado, ya que «con ello se sobrepasan las facultades normales y regulares de la empresa en los términos del artículo 20 del Estatuto de los Trabajadores». Así, se desprende que no se trata de un problema nuevo, aunque con los avances de las nuevas tecnologías se han difuminado más los límites de la vida personal y la laboral.

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Sin embargo, hay empresas que este año han decidido regularlo dentro de sus convenios colectivos. Es el caso del Santander e Ikea. El banco recientemente ha introducido este derecho tras la compra del Popular: «Santander reconoce el derecho de sus empleados a no responder a correos electrónicos o mensajes profesionales fuera de su horario de trabajo, ni durante los tiempos de descanso, permisos, licencias o vacaciones, salvo causa de fuerza mayor o circunstancias excepcionales», explica el convenio. Los sindicatos creen que es necesario especificar y delimitar lo que suponen «causas de fuerza mayor o circunstancias excepcionales». «Lo que el jefe considera como excepciones tal vez no es lo mismo que el trabajador, y los superiores se pueden aprovechar de esto», asegura la secretaria de salud laboral de UGT, Ana García de la Torre.

En el caso de Ikea, aunque no lo especifican tampoco en su documento, aseguran que no se puede utilizar la causa de fuerza mayor para, por ejemplo, llamar a un empleado para comentarle su horario de trabajo. «No vale para cualquier cosa porque si no nos estaríamos engañando. Nosotros queríamos poner la desconexión laboral encima de la mesa, pero vamos a ver qué evolución tiene y a acotarlo mejor», asegura Rafael Giraldo, gerente de Relaciones Laborales de Ikea, que comenta que en la empresa no tienen constancia de que se diera mucho el fenómeno de trabajadores que son contactados fuera de su horario laboral.

Francia fue la pionera en este cambio laboral. Desde el 1 de enero de 2017, todas las compañías de más de 50 trabajadores deben fijar horarios de conexión al móvil e Internet, acordados con la plantilla. No obstante, el tejido empresarial español está formado principalmente por pequeñas y medianas empresas (Pymes) que no cuentan con negociación colectiva.

Es por ello por lo que los sindicatos proponen además la introducción de este derecho en la Ley de Prevención de Riesgos Laborales y en el Estatuto de los Trabajadores, que regula la ordenación del tiempo de trabajo, para que sea un derecho más en materia de salud laboral y se garantice su cumplimiento. En la oposición, el PSOE llevó al Congreso proposiciones no de ley en las que se pedía al Ejecutivo abordar la regulación de la desconexión digital fuera del trabajo. Con el cambio de gobierno los sindicatos tienen «expectativas», aunque ya se reunieron con la anterior ministra de Empleo, Fátima Báñez, cuando gobernaba el PP, pero no se llegó a un acuerdo.

Jordi Vilá, director del Máster Desarrollo Directivo, Inteligencia Emocional y Coaching de EAE Business School, asegura que la regulación en este tema debería ser innecesaria. «Todas las partes deberían tener el sentido común suficiente para gestionarlo sin necesidad de una reglamentación. Unos deberían entender que hay un coto de producción que tiene que ser atendido, y los otros saber que no es normal que un empleado reciba mensajes a deshoras por motivos que podrían esperar perfectamente», sentencia. Pese a que sectores como la consultoría, las ciencias de la salud y los despachos profesionales son los que se asocian más a no tener derecho a la desconexión laboral, Vilá asegura que no es un problema de rama profesional sino de las empresas. «Va más a una serie de compañías que quizás tienen una cerrazón mental al asunto», explica. 

Efectos nocivos para la salud

«A los trabajadores la ansiedad de saber que en cualquier momento de su vida personal pueden tener que contestar a una llamada o a un correo supone incluso desde el punto de vista de la salud, una presión que no es aceptable», explica Ana Oller, secretaria de acción sindical de CC OO. En 2017 los accidentes laborales con baja por sobreesfuerzo físico o mental en el trabajo —es decir, el esfuerzo que supera los límites que permiten a un empleado volver al día siguiente en las mismas condiciones— afectaron a 191.397 trabajadores, según las cifras provisionales del Ministerio de Trabajo. Estos datos representaron el 38% del total de los accidentes laborales y es la principal causa en España de baja laboral.

García de la Torre también defiende que hay que respetar los horarios el descanso porque la conectividad permanente «genera riesgos psicosociales, estrés, ansiedad y patologías como tecnoestrés que aparecen por las nuevas tecnologías». «Tenemos el problema de que lo que no se ve, no se previene. Si la empresa no quiere ser consciente de que sus trabajadores se encuentran mal porque están estresados o conectados permanentemente no va a adoptar medidas preventivas. Hay que artender los riesgos psicosociales porque van a ser y son ya la pandemia de este siglo», asegura. Es por ello por lo que concluye que se necesitan «prevenciones y más inspecciones de trabajo».

Trabajadores más productivos

La Asociación para la Racionalización de los Horarios Españoles (ARHOE) critica que los españoles han convertido el trabajo en el núcleo central de sus vidas, lo que ha ido absorbiendo los espacios dedicados a tareas como el descanso o el ocio. «Si eso supusiera un elemento de productividad y competitividad en las empresas, se entendería mejor, pero no es así. Las personas no somos máquinas y tenemos picos de rentabilidad que solo podemos conseguir si estamos descansados y desconectamos», explica José Luis Casero, presidente de ARHOE. Para ellos no es una cuestión de hacer más horas que los demás o trabajar fuera del horario laboral, sino de «ser bueno en su empleo y no perder el tiempo durante las horas de trabajo».

España se encuentra a la cola de Europa en formación y productividad de sus trabajadores, según el último estudio del Foro Económico Mundial sobre desarrollo de capital humano. En Europa, solo Grecia, Moldavia y Serbia están peor. Ocupa el puesto 44 de los 130 países analizados en aprovechamiento y desarrollo del capital humano, muy por debajo de lo que le correspondería por su PIB. El experto Jordi Vilá asegura que si una persona desconecta su productividad mejora. «Cuando conseguimos que la gente esté a gusto en su puesto de trabajo, vemos que las cosas funcionan de un modo totalmente distinto. La productividad aumenta, la propia exigencia aumenta y por tanto la cuenta de resultados también aumenta», defiende.

Desde Ikea aseguran que cuando el empleado está más descansado y puede desconectar fuera de su horario laboral, es más productivo. «Si la desconexión afecta a la productividad en todo caso es un aumento de la misma porque los empleados están más motivado y más contentos» comenta, aunque especifica que en octubre van a realizar un control para ver cómo funciona la medida.

Fuente: El País