Tiene fama de adicto al trabajo y de exigir lo propio a sus subalternos, con llamadas a medianoche y correos electrónicos de madrugada, aunque aparentemente la paternidad y, quizás, la veteranía, han frenado un poco esa tendencia. Andrea Orcel (Italia, mayo de 1963) es el nuevo consejero delegado de Santander, pero en cierto modo lleva 20 años siéndolo, como mano derecha de los Botín en materia de fusiones.

Hasta ahora Orcel era presidente de banca de inversión de UBS y miembro de su comité ejecutivo, y antes estuvo dos décadas en Merrill Lynch, desde donde empezó a asesorar a Santander en operaciones como la compra de la entidad holandesa ABN Amro por 72.000 millones de euros en 2007, que provocó el colapso de los otros dos compradores (Royal Bank of Scotland y Fortis). De aquella, Orcel hace moderada autocrítica.

Su pasión por la banca comenzó, cuenta, a los 18 años en unas vacaciones en EE UU, leyendo un reportaje sobre fusiones y adquisiciones. Se graduó summa cum laude en Económicas y Comercio por la Universidad de Roma La Sapienza, e hizo una tesina sobre opas hostiles.

En 1988, se incorporó al área de renta fija de Goldman Sachs, e hizo un MBA en la escuela de negocios Insead para pasar a su deseado sector de las fusiones. Entre 1990 y 1992, Orcel trabajó en Boston Consulting Group como consultor senior.

Ya en Merrill Lynch, fue director global de originación, que incluía banca de inversión y mercados de capital. Su primera gran operación fue la compra de Credit Italiano por Unicredit en 1998. A Santander lo asesoró en la adquisición del británico Abbey en 2004, y luego la de ABN Amro, la del también británico Alliance & Leicester en 2008, y la del estadounidense Sovereign Bank en 2009.

La relación de Orcel con Emilio Botín era tan estrecha que este le enviaba una carta escrita a mano al final de cada acuerdo, aunque de la lealtad mutua la mejor prueba es que el banquero español siguió confiando en él para sucesivas compras internacionales.

También en el plano personal opta por las relaciones de largo alcance. Se casó con la portuguesa Clara Batalim en 2009 tras 16 años de noviazgo. Batalim, que había trabajado en relación con los clientes en el sector de las aerolíneas, creó hace unos años una compañía de decoración de lujo, Orcel Kieffer Design. Juntos tienen una hija de 7 años, Allegra.

Su nacimiento ha moderado en parte la tendencia de Orcel a la ultraexigencia, que él mismo reconoce; eso sí, intenta no reclamar a los demás algo que no esté dispuesto a dar él mismo. Para ver a su niña, intenta llevarla al colegio y llegar a casa para la cena, aunque vuelva a conectarse al trabajo más tarde, e incluso se la ha llevado a alguno de sus viajes.

El nuevo CEO del principal banco español por activos habla cinco idiomas y es aficionado, además de al socorrido running, si es posible por cuestas como las que hay alrededor del lago de Zúrich, al esquí acuático, que practica en la misma ubicación.

En el Financial Times, un excompañero en Bank of America Merrill Lynch le describe como “vorazmente competitivo” y con un “encanto inmenso”; a quien se le da bien motivar a la gente que ya hace las cosas bien para que las haga mejor, pero no tanto a los mediocres; y que puede perder la calma a la italiana, gritando, pero que los “buenos” le responden con la misma monedad y el respeto se mantiene.

En Merrill Lynch estaba tan valorado que le pagaron en 2008 un bonus de 34 millones de dólares en plena crisis financiera; y UBS lo recibió en 2012 con otros 26 millones de dólares, en compensación por lo que iba a dejar de cobrar en su anterior empresa.

En la entidad suiza se ha dedicado a sanear las cuentas de su banca de inversión, que estuvieron a punto de llevársela por delante. Aunque ha reconocido que aspiraba al puesto de CEO, sus posiblidades eran escasas (el actual, Sergio Ermotti, no tiene intención de dejarlo). Además, hace unas semanas, Orcel tuvo una reunión conciliatoria con una empleada del banco que denunció por violación a un superior.

Santander destaca en el comunicado del nombramiento la experiencia internacional y en banca comercial de Orcel, aunque en el segmento minorista su trabajo haya sido más bien indirecto. Los analistas, en todo caso, no creen que venga a dar un empuje a las fusiones precisamente, dado el escaso colchón financiero de la entidad (ratio de capital Tier 1 del 10,8%). Su objetivo será elevar la rentabilidad sobre fondos propios, expandiendo las plataformas digitales, reduciendo costes y aumentando los ingresos.

El italiano sustituye a José Antonio Álvarez, que pasa a ocupar un cargo menos ejecutivo, la vicepresidencia, así como la presidencia para España, en sustitución de Rodrigo Echenique, que deja la entidad.

Es la primera vez que un ejecutivo no español alcanza un puesto tan alto en el organigrama de Santander; aunque, en realidad, Orcel ya era casi de la familia.

Prestigio en Europa y EE UU

Dos décadas en Merryll Lynch. En el banco estadounidense (antes y después de su absorción por Bank of America), Andrea Orcel fue presidente ejecutivo de banca de inversión y presidente de mercados emergentes (excluyendo Asia), en la práctica número 3 de la entidad.

Seis años en UBS. En el banco suizo, Orcel ha sido presidente de banca de inversión, y ostentado varios cargos de responsabilidad en las divisiones de Australia y Londres.

Fuente: Cinco Días