Begoña Gómez, esposa del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez; Manuel Valls, exprimer ministro francés y ahora candidato a la alcaldía de Barcelona por Ciudadanos y Jaime Caruana, exgobernador del Banco de España, son los últimos fichajes estrella de las escuelas de negocios españolas. En concreto, de IE Business School, Esade e IESE, respectivamente. Unos nombres que se suman a una larga lista de políticos que van y vienen de estas instituciones, a menudo causando revuelo por sus contrataciones.

La denominada puerta giratoria no gusta a la ciudadanía española, aunque, según Santiago Íñiguez de Onzoño, presidente de IE University, “la movilidad de profesionales de la política hacia el mundo académico y de docentes hacia la política es positiva”. Las escuelas de negocios, añade, “son canteras naturales para el entorno empresarial y político, pues hay conexión entre el mundo de las ideas y el de su implementación”. Y pone como ejemplo a mandatarios estadounidenses como Barack Obama, Condoleezza Rice o Madeleine Albright, que formaron parte de los claustros de las mejores universidades norteamericanas sin recibir críticas por ello.

En el entorno académico se cree que es una pura estrategia de marketing

Justo lo contrario de lo que ocurrió este verano cuando la escuela de negocios de la que fue decano fichó a Begoña Gómez. “Es una profesora competente”, defiende Íñiguez, “a la que no hemos contratado con la intención de hacer lobbying sino como especialista en estrategias de desarrollo y fundraising [captación de fondos] para el centro de estudios africanos que estábamos creando. Las críticas son infundadas”.

Pluralismo

“Tener profesores con afiliación política no ha de ser un problema”, apoya Francisco Longo, director adjunto de Esade Business School, “siempre que se den dos circunstancias: que sean buenos docentes y que en la institución que los contrata haya pluralismo”. Manuel Valls es el último fichaje como “colaborador temporal” de esta institución que tiene como máximo exponente de la política a Javier Solana, “que aporta más relevancia a nuestra marca”.

Aunque ambos directivos niegan que estas incorporaciones respondan a cuestiones de imagen y se transformen en un mayor número de matrículas y, por tanto, en mayor facturación para sus instituciones, en el entorno académico se cree lo contrario. “Es claramente una estrategia de marketing, y les funciona muy bien”, aprecia el catedrático de Economía de la Universidad Pompeu Fabra, José García Montalvo. “Cuando vas a contratar, lo primero que se mira es el currículo de los candidatos. Y en estos casos no se da esa situación. Nuestros profesores necesitan hacer investigación, tener capacidad de dirigir tesis doctorales… en las escuelas de negocios cuenta más que sean buenos comunicadores”, dice.

“Los centros que contratan a famosos es porque necesitan notoriedad para vender más. Hacen un análisis de coste-beneficio y pagan sueldos muy relevantes porque obtienen retorno”, coincide un alto cargo de una escuela de negocios que pide anonimato. Y no solo eso. Algunos de estos profesionales con caché (sobre todo empresarios y ejecutivos de empresas) tienen una cartera de clientes que aportar a los centros formativos, agrega.

Los sueldos que manejan instituciones como las mencionadas se mueven en el entorno de 90.000 o 110.000 euros anuales en el caso de los profesores estrella “ordinarios”. Si bien muchas de estas figuras trabajan a tiempo parcial o actúan como profesores visitantes, en cuyo caso, pueden cobrar entre 500 y 1.000 euros por hora.

Los sueldos que pagan a estas personalidades oscilan entre 90.000 y 110.000 euros anuales

“No se trata de fichar estrellas conocidas para salir en las redes sociales. Si hiciésemos eso, estaríamos errando el tiro. Buscamos a gente con experiencia relevante para nuestro profesorado, compuesto por investigadores, docentes y profesionales, además de figuras como colaboradores académicos y profesores visitantes”, indica Longo. En las aulas de Esade están, además de Valls y Solana, David Vegara (ex secretario de Estado de Economía) y expertos internacionales como Richard Boyatzis, uno de los padres de la inteligencia emocional; Henry Chesbrough o Kenneth Morse, gurús de la innovación y el emprendimiento, respectivamente. Y acaba de incorporar a directivos de éxito para que compartan su experiencia con los alumnos, como Isabel Aguilera, exdirectora general de Google, y Jorge Calvo, consejero delegado de Roland DG. Todos ellos “tienen glamour para nuestros alumnos, a quienes se les facilita el acceso a personas de alcance global. Pero no afecta a las matrículas de forma destacada”.

Ese es también el criterio de IESE para incorporar a sus estrellas. “Buscamos a personas con gran talento y valía internacional”, afirma repetidamente Nùria Mas, directora de su departamento de Economía. Además de Jaime Caruana, en el claustro de esta institución figuran José Manuel Campa, José Manuel González-Páramo (exconsejero del BCE y cosejero ejecutivo del BBVA), Jordi Gual (presidente de Caixabank) o Ghemawat Pankaj, entre otros. En el IE fueron profesores Josep Borrell, Luis de Guindos y Jordi Sevilla. Ahora lo son Luis Garicano, Juan José Güemes y José María Fidalgo. Personalidades que “tienen gran ascendencia sobre los alumnos”, dice Íñiguez, “y cuyo prestigio incide en la institución”. Algo que a algunos centros no les hace falta, según Iñaki Ortega, director de Deusto Business School: “Cuando una escuela tiene una historia detrás, como la nuestra de 102 años, no tienes que recurrir a fichajes estrella y pagar por ellos”.

Motivos de los famosos para dar clase

Los profesionales con chaché, ya sean políticos, empresarios o gurús de sus respectivas disciplinas, no acuden a dar clase a las escuelas de negocios por las tarifas que éstas ofrecen, “sería ilusorio pensarlo”, según el presidente de IE University, Santiago Íñiguez. Lo hacen por su interacción con personas jóvenes o sénior, que les rejuvenece y permiten intercambiar ideas, razona.

Aunque no hay que olvidar que, en ocasiones, se crean centros de conocimiento ad hoc para estos fichajes, que patrocinan grandes empresas. Un buen argumento para expertos que consideran que los famosos se introducen en el ámbito docente por notoriedad, prestigio y por acceder a altos ejecutivos empresariales que pueden contratar sus servicios posteriormente.

Fuente: El País