Uno de los negocios más rentables de Iberia son los vuelos transoceánicos, especialmente con América Latina, a través de su aeropuerto hub Madrid-Barajas Adolfo Suárez. Cerca de un 50% de sus pasajeros en estos vuelos son pasajeros en conexión aportados por los vuelos domésticos y europeos de Iberia. El resto de pasajeros los aporta Madrid y su área de influencia. El principal competidor de Iberia en este mercado Europa-América Latina es Air France a través de su aeropuerto hub París Charles de Gaulle.

Cuando se creó IAG en 2011, integrada por British Airways e Iberia, Bankia era su mayor accionista con un 12,1%. Sin embargo, en virtud de un acuerdo con la UE y España, Bankia vendió su participación en 2013. Actualmente el mayor accionista de IAG es Qatar Airways, con un 21,4%. Alrededor de un 50% está diluido en Bolsa (free float).

La normativa comunitaria establece que para operar dentro de la UE, más del 50% del capital debe ser comunitario. Con motivo del Brexit, Iberia podría no cumplir esta normativa, en cuyo caso no podría realizar vuelos dentro de la UE. El aporte a sus vuelos intercontinentales con pasajeros de la UE no sería posible y su rentabilidad podría ser negativa. En este caso, Iberia daría pérdidas e IAG podría pensar en cerrarla para no perjudicar el valor del grupo. Algo similar ocurriría con Vueling (se incorporó a IAG posteriormente).

Esto sería un grave problema para España, donde el transporte aéreo es un factor estratégico de primera magnitud. España está conectada con el mundo a través del transporte aéreo: conectividad es comercio, turismo, relaciones de negocio y personales, economía, cultura, progreso.
La alternativa de Air Europa, que también utiliza Madrid-Barajas como hub, es insuficiente a corto-medio plazo por falta de capacidad de producción (la flota de Iberia aproximadamente triplica la de Air Europa).

El problema no solo se daría en Iberia, con sus consecuencias para pasajeros, empleados y proveedores, sino que también afectaría a Aena. Si Iberia desapareciera, desaparecería el mayor cliente de Aena y la característica hub de Madrid-Barajas se vería perjudicada. Los aeropuertos hub de conexión existen porque hay una compañía aérea asociada a ellos. Cuando una compañía aérea deja la operación hub en un aeropuerto, su tráfico de conexión queda absorbido por otros hubs del entorno.

Por lo tanto, lo más probable es que el hub Madrid-Barajas se diluyera como hub, con una importante pérdida de ingresos por disminución de vuelos y pasajeros y quizá pérdida de valor. Además, así como Air France es el principal competidor de Iberia en los vuelos con América Latina, también su aeropuerto hub París-CDG es el principal competidor del hub Madrid-Barajas. La competencia entre compañías aéreas es muy intensa y si Iberia desapareciera, otras compañías aéreas (y aeropuertos) se verían beneficiadas.

Cabe suponer que los argumentos que presente IAG/Iberia sean sólidos e irrebatibles, demostrando con nitidez el cumplimiento de la normativa comunitaria sobre propiedad y control. Los esfuerzos técnicos y diplomáticos del Gobierno, juntamente con Iberia, serán de gran valía y es de esperar que resulten. Lo mejor sería que Iberia se quedase como está, dentro de IAG, por muchas razones: economías de escala, sinergias de grupo, etc. Pero si finalmente esto no fuera posible por razones del Brexit, habría que tener un plan B: españolizar (europeizar) Iberia para dotarla de una estructura de propiedad integrada en la UE.

Españolizar Iberia probablemente no sea fácil. Lo ideal sería mantener el vínculo con IAG. Pero si esto no fuera posible, habría que encontrar una solución creativa, razonable y consensuada para un Ibexit. Sería necesario persuadir a IAG: a pesar de que Iberia diera pérdidas dentro, una Iberia independiente sería un competidor. Habría que ver derechos de tráfico, aspectos de propiedad, comerciales, jurídicos, culturales y otros, además de asumir el reto con valentía y conocimiento.

Quizá no fuera un reto fácil pero sería una dificultad de dimensiones humanas, tendría mucho sentido y propósito. Se necesitaría capacidad de liderazgo y persuasión, pero merecería la pena. España no puede permitirse perder Iberia, una Iberia competitiva como la actual la necesitamos. Facilita la expansión internacional de la empresa española y el turismo. Contribuye a nuestra imagen país y presencia en el mundo. Es un factor estratégico de conectividad al servicio de la economía y la sociedad españolas, al servicio del progreso.

Decía Leonard Bernstein que para hacer grandes cosas hacen falta dos requisitos: tener un plan y poco tiempo para realizarlo. El poco tiempo ya lo tenemos, nos hace falta el plan. Ser o no ser, depende de nosotros. La cuestión ahora es estar, es una cuestión de Estado.

José Jaume es Ingeniero Aeronáutico y posgrado por Harvard Business School

Fuente: Cinco Días