Alain Bokobza (París, 1962) es el estratega global de Société Générale. Lleva casi toda su carrera en el banco francés, al que se incorporó en 1992 como analista de renta variable.

Pregunta. ¿Cree que estamos al final del ciclo alcista en el mercado?

Respuesta. El informe de perspectivas para 2018 lo titulé Hay que prepararse para el final del mercado goldilocks [ricitos de oro]. Con la quiebra de Lehman Brothers se inició una era donde los bancos centrales bajaron tipos e inyectaron cientos de millones al sistema, lo que generó un escenario idílico en el que se podía ganar dinero tanto en bonos como con las acciones. Ahora estamos en una fase bajista, en gran medida provocada por el cambio de política de la Reserva Federal, en el sentido de que es la primera vez en una década en la que hay comprensión en las valoraciones al crecer más los beneficios empresariales en EE UU, prevemos que un 25% en 2018, que la revalorización del índice S&P 500 [acumula una subida del 0,8% desde enero]. Por tanto, la Bolsa americana sube, pero las fuerzas subyacentes no son buenas en la medida en que la Reserva Federal ha anunciado que las subidas de tipos seguirán el próximo año.

P. Y en un momento como este, ¿qué estrategia debe adoptar el inversor?

R. Como le decía, la renta variable de EE UU es la que mejor lo está haciendo, pero vemos señales de agotamiento, lo que se refleja en la mayor volatilidad. Por tanto, el inversor necesita una mayor diversificación.

P. ¿Qué mercado le gusta más en estos momentos?

R.Nos gusta la Bolsa japonesa por una serie de motivos. En primer lugar, el país goza de estabilidad política, y eso le protege de determinadas distorsiones. Otro punto a su favor es que la economía está en fase de aceleración, y eso se traslada a los beneficios empresariales. Asimismo, es un mercado que no está caro y que se encuentra poco representado en las carteras de los inversores globales.

P. ¿Y Europa?

“El mayor riesgo para la economía mundial es la inflación. Los inversores deben protegerse”

R. La zona euro probablemente tenga la valoración más barata de la última década. Esto no implica automáticamente que la recomendación sea de compra, porque un activo puede estar mucho tiempo barato antes de que el mercado lo ponga en su precio justo, o incluso estar más barato. El punto de partida es más favorable que en el caso de EE UU, pero hay que esperar a que algunos catalizadores funciones para que mejore el sentimiento de los inversores con respecto a Europa. Uno de estos factores sería que Bruselas y Londres lleguen a un acuerdo. Nosotros apostamos por una salida ordenada de la UE, ya que ambas partes están haciendo esfuerzos. Eso sería bueno para la libra y las acciones británicas. Otro de los catalizadores que podrían beneficiar a las Bolsas europeas es que Italia, una de las economías más endeudadas, no vaya más allá en su intención de incrementar el gasto público.

P. Las estadísticas muestran que si un inversor abandona demasiado pronto un mercado que está en la fase final del ciclo alcista, puede perderse rentabilidades importantes. ¿Cuál sería el momento ideal para infraponderar las acciones?

R. Tenemos un acrónimo para esa situación que describe: ­FOMO [fear of missing out, el temor a perderse algo]. Hace referencia a cuando sabes que debes salir del mercado porque hay una situación asimétrica; es decir, si ganas, no va a ser mucho, pero si pierdes, será bastante. Sin embargo, eres avaricioso, quieres el último trozo del pastel y crees que podrás salir antes que los demás. Esto puede pasar, pero requiere más habilidades de psicología de masas que económicas. Sin embargo, hay que tener en cuenta que la caída desde máximos suele ser muy radical. Sin ir más lejos, en 2000 el Nasdaq llegó a perder un 78% en un solo mes.

P. En este momento, donde las rentabilidades son menores, el factor divisa es clave. ¿En qué moneda se siente más cómodo invirtiendo?

R. El dólar está en un nivel extremadamente alto, es la divisa más sobrevalorada del planeta, por lo que con una perspectiva de medio plazo es una apuesta short [bajista]. En Europa, a pesar de las incertidumbres políticas como el Brexit o Italia, sin olvidar la fragmentación de Alemania y las subidas de tipos de la Reserva Federal, el euro se ha mantenido bastante estable, lo que sugiere que en el continente las cosas no van tan mal como mucha gente cree. Desde el punto de vista del inversor, proponemos una cesta de divisas muy diversificada: un tercio en dólares, un tercio en euros y un tercio para el resto de monedas. Este último grupo estaría compuesto fundamentalmente por el yen como factor de protección de la cartera, algunas divisas emergentes para aprovechar las fuertes caídas y la libra ante la previsión de que se pueda llegar a un acuerdo con el Brexit.

P. Guerra comercial, subida de los precios energéticos, ascenso de los partidos populistas, alzas en los tipos de interés… ¿Cuál es la mayor amenaza para la economía mundial?

R. Creo que el mayor riesgo es la inflación. Los bancos centrales han empezado ya a mover ficha porque piensan que los precios no permanecerán bajos. Además, la guerra comercial y el encarecimiento del petróleo suponen más presión inflacionista. Protegerse ante un mayor IPC está en el corazón de nuestra estrategia de inversión. Para lograr protección sugiero comprar bonos ligados a la inflación, y en renta variable, dar preferencia a las compañías value [valor] frente a las que tienen un perfil de crecimiento, ya que están más baratas y suelen subir en entornos inflacionistas en los que suben los tipos de interés.

P. ¿Le gusta el mercado español?

R. Creo que es un mercado donde actúan fuerzas contrapuestas. Desde el punto de vista político hay un Gobierno que se apoya en una coalición bizarra cuyo punto en común era echar a Mariano Rajoy. Cuando hay una unión anti algo no suele ser sinónimo de estabilidad. Si Ciudadanos, un partido favorable al libre mercado y proeuropeo, consolida su ascenso y es el partido más votado en las próximas elecciones, no se transmitiría un mensaje de inestabilidad al exterior. Por el contrario, España sigue creciendo y el crecimiento atrae capital como vemos en EE UU a pesar de los desequilibrios fiscales que acumula.

Fuente: El País