Las abejas recolectoras hablan bailando. Tiene que haber alguien descodificando el mensaje, eso sí. En la colmena, bailar como si nadie estuviera mirando es una pérdida de tiempo. Los círculos que trazan en el aire pueden expresar, por ejemplo, el vector de vuelo que lleva a una fuente de comida, agua o resina que se encuentran hasta a cien metros de distancia. Esta danza lo que han empleado tres investigadores de la Universidad de Berlín para estafar a los enjambres del mundo. Su arma secreta: RoboBee, la abeja robótica.

Por suerte o por desgracia, RoboBee no es un insecto futurista y metálico, sino un trozo de espuma envuelto en plástico con dos alas de plástico imprescindibles para reproducir las vibraciones de la danza de las abejas. Tan pedestre combinación, unida a un cable de fibra de carbono que emite las vibraciones y mueve al falso himenóptero como si fuera real, ha logrado algo que nunca hantes había sido posible: reclutar abejas reales y guiarlas a destinos específicos.

  • El baile de la abeja impostora

Una vez en la pista de baile, RoboBee cumple tres funciones menearse de lado a lado como lo harían sus primas vivientes -cuanto más amplio el meneo, más lejos está la comida-, hacer vibrar sus alas y ofrecer gotas de agua con azúcar para terminar de convencer a las abejas interesadas de que hay comida en el destino indicado.

«Despues de ver la danza, la mayoría de las abejas abandonaron la colmena directamente o recogieron una ración de miel poco antes de irse», explican los investigadores en el estudio resultante de su experimento.

  • Convincente, pero no mucho

Sin embargo, el robot no es perfecto. Por una parte, su danza parece no resultar tan cautivadora como la de las abejas reales, que suelen animar a parte del grupo observador a seguir el baile mientras lo descodifican. Por otra, aunque el engaño llega a calar, a RoboBee aún le faltan algunos retoques para ser suficientemente convincente. «Una correcta elección de los materiales y un mejor camuflaje químico serán esenciales en el desarrollo de futuros proyectos», señalan.

El objetivo de la próxima RoboBee será ser capaz de integrarse en la colmena, como un polizón indistinguible del resto del enjambre. Estos avances no sólo permitirían conocer mejor los entresijos de la comunicación de estos insectos, también abrirían la puerta a la optimización de sus costumbres de polinización, a una mejor comprensión de sus necesidades y a nuevos modos de monitorización del estado salud de las colmenas.

Fuente: El País