Uno de sus pacientes casi muere por una reacción alérgica a los frutos secos. Ese fue el detonante. Anna Sala, cofundadora de Adan Medical Innovation y alergóloga en el Hospital Vall d’Hebron, decidió que debía hacer algo para evitar estas reacciones de anafilaxia potencialmente mortales. “Los pacientes que han presentado una anafilaxia deben llevar siempre un autoinyector de adrenalina”, afirma. Pero este tratamiento es complicado para los legos y Sala y Adriá Curran —el otro cofundador de Adan— querían simplificarlo.

Anna Sala con el dispositivo inteligente que a finales de 2018 empezará a probarse en escuelas de Europa y Norteamérica.

La startup ya tiene dos productos. El primero es annAPPhylaxis: una funda inteligente para los autoinyectores de adrenalina. Está conectada a una app móvil que permite controlar la temperatura, transparencia, caducidad y calidad de la adrenalina. En caso de anafilaxia, se activa un sistema de emergencias que avisa a los contactos predefinidos, con la localización exacta. Después muestra en un vídeo cómo poner la inyección.

El segundo producto es una caja inteligente para espacios públicos similar a los desfibriladores contra los paros cardiacos. Usa la tecnología patentada de las fundas individuales para controlar el estado de la adrenalina y asegurar que siempre esté en buenas condiciones. En caso de sospecha de anafilaxia, tiene una pantalla donde se pueden introducir los síntomas que presenta el afectado. De confirmarse la reacción, la caja dispensa un autoinyector adecuado al peso del paciente, junto con instrucciones, y avisa a los servicios de emergencias.

¿Cómo hacerse con estos productos? Sala cree que las fundas llegarán al mercado antes de que acabe 2018. En un estudio realizado con 100 pacientes, muestran “mejoras significativas de su satisfacción, ansiedad, usabilidad y calidad de vida” en un 95% de ellos. A finales de año, espera iniciar pruebas piloto con la caja inteligente.

Fuente: El País