Contar con un título universitario siempre supone un extra cuando se busca empleo. Sin embargo, no es la única baza que hay que tener en cuenta. La región geográfica en la que se quiere trabajar influye tanto o más que la certificación. Es lo que se desprende del último informe presentado por la Fundación Conocimiento y Desarrollo (CYD), Las universidades españolas. Una perspectiva autonómica, en donde se analiza la relación entre los niveles de estudios de la población y las tasas de actividad, paro y empleo de las diferentes zonas del país.
En España, según los últimos datos publicados por el INE, correspondientes al año 2017, el 28,5% de los mayores de edad cuenta con un título superior, ya sea de grado, máster o doctorado. Sin embargo, yendo más allá de la media, las cifras varían en función de cada comunidad autónoma. Las dos mejor posicionadas, Madrid y País Vasco, con un 38% de titulados, prácticamente doblan los números de regiones como Extremadura (20,3%) y Castilla-La Mancha (21,1%).
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Todos estos datos están directamente relacionadas con aquellos que hacen mención a la inserción laboral. Madrid, con el mayor porcentaje de graduados de España, cuenta con una tasa de desempleo general que supera por poco el 13%. En Navarra, con un desempleo del 10,2%, el número de titulados roza el 35%. Al otro lado se encuentran regiones como Canarias, con un paro del 23,5% y una tasa de universitarios del 24%, o Andalucía, con un 25,5% de desempleo y un 23% de personas que han pasado por la facultad.
“Los datos evidencian que aumentar el nivel formativo tiene consecuencias directas en las condiciones laborales de la población, en las tasas de inserción, en la calidad del trabajo y en la retribución”, explica Martí Parellada, uno de los coordinadores del informe. Sin embargo, recuerda el experto, esto no es suficiente, ya que también hay que tener en cuenta el sistema de enseñanza de cada universidad, su relación con el entorno productivo, la vigencia de su método docente y la forma en la que prepara a sus estudiantes para encarar el mundo profesional. Sin olvidar, recalca Parellada, la situación laboral concreta de cada región.
Esto explica, por ejemplo, por qué la tasa de paro de los graduados superiores de Canarias, del 16%, es superior a la tasa de desempleo general de Navarra (10,2%). O por qué las cifras de paro de los universitarios extremeños y andaluces (algo por debajo del 15%) superan a las genéricas de Aragón, Baleares, País Vasco o La Rioja, por encima del 12%.
“Esto no es contradictorio. Ojalá fuese así, pero no podemos pretender que un universitario extremeño, por hablar de una de las comunidades peor posicionadas, encuentre trabajo por el hecho de ser universitario”, prosigue Parellada. En su opinión es indispensable un trabajo desde la universidad, para adecuar su oferta a las necesidades del país y de cada región. También es importante, continúa, impulsar las bolsas de empleo que salgan de las facultades, contar con la posibilidad de hacer prácticas en empresas y promover una remodelación completa del modelo académico. “Lo que está claro es que las cosas no se solucionan esperando a que el titulado encuentre trabajo, sino ejecutando cambios y apostando por nuevas fórmulas”.
Más allá del empleo
Las diferencias entre regiones no se reducen únicamente al ámbito laboral, sino que se hacen palpables en muchos más aspectos. En el tema de género, el porcentaje de mujeres entre el conjunto de alumnos se mueve desde el prácticamente 60% de Baleares y Canarias hasta el 49,9% de Cantabria. En el plano de la variedad de origen, el máximo de extranjeros se encuentra en Navarra (13,2%), considerando tanto el grado y el máster como doctorado, y el mínimo en Extremadura, donde la cifra no llega al 2%. El alumnado de mayor edad, por su parte, se encuentra en Baleares en matriculados y en Castilla y León en egresados, y los más jóvenes están en el País Vasco, Navarra, La Rioja y Aragón.
En cuanto al desempeño académico, basado en el porcentaje de créditos aprobados o la tasa de abandono en primer año, las mejor posicionadas son Navarra, Cataluña, Madrid, Comunidad Valenciana y Castilla y León. Las que peor nota sacan son, de nuevo, Canarias, Extremadura o Andalucía.
Fuente: El País