Donald Trump se ha apuntado una victoria con el nombramiento de David Malpass como nuevo presidente del Banco Mundial. El candidato favorito del mandatario estadounidense para presidir la entidad multilateral ha sido electo este viernes de manera unánime por la junta directiva de la institución. El analista económico de 63 años liderará la entidad de asistencia financiera y técnica a países en desarrollo por un periodo de cinco años. Hasta ahora ejercía como alto cargo del Tesoro de EE UU. La cómoda carrera de Malpass por el puesto generó controversia por ser un crítico de las organizaciones globales, a las que considera que hay que reformar de manera “urgente”. Antes de su nombramiento calificó al Banco Mundial de “demasiado grande e intervencionista” y defendió que no debería prestarle tanto dinero a economías medianas.

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El candidato de Trump es un republicano veterano. Inició su carrera profesional en el Gobierno de Ronald Reagan y después trabajó para la Administración de George W. Bush, hasta que en 1993 se mudó a Wall Street para ejercer de economista jefe en el banco de inversión Bearn Stearns. Su aterrizaje al Banco Mundial llega después de la sorpresiva dimisión en enero de Jim Yong Kim, quien dejó el cargo casi cuatro años antes de vencer su mandato. La búlgara Kristalina Georgieva, consejera delegada, ha presidido la institución financiera de forma interina desde entonces. Malpass es la decimotercera personalidad en dirigir la institución que desde su creación hace siete décadas ha sido presidida por un estadounidense.

La frase que persiguió a Malpass durante toda la candidatura fue su crítica a las organizaciones globales realizada en el Consejo de Relaciones Exteriores en 2017. Durante el encuentro sostuvo que estas entidades “se han convertido en más grandes e intrusivas”, y que “el desafío de reenfocarlas se ha convertido en urgente y más difícil”. La postura del que será el presidente del Banco Mundial a partir del 9 de abril es dirigir los esfuerzos a asistir a los países más pobres y disminuir los préstamos a las naciones medianos que, para él, son financieramente fuertes. Este escepticismo ante las instituciones multilaterales es compartido por Trump.

Otra de las aprehensiones que giraban en torno al nombramiento del analista económico es que en su afán reformista reduzca el papel del Banco Mundial para luchar contra el cambio climático y la ayuda a los refugiados. Cuando Trump anunció en febrero que Malpass era su candidato sostuvo que la prioridad de EE UU, el mayor contribuidor a las cuentas del Banco Mundial, es «asegurar» que el dinero de los contribuyentes del país norteamericano se use «sabiamente» y para «defender los intereses estadounidenses».

Malpass es graduado en Física por el Colorado College y tiene un máster en Administración de Empresas por la Universidad de Denver, además de haber cursado estudios en economía internacional en la Universidad de Georgetown.

Fuente: El País