El pasado 27 de noviembre, Telefónica anunció un plan de acción de gran calado estratégico, en el que una de las medidas claves pasa por situar el enfoque en sus cuatro mercados principales, España, Brasil, Reino Unido y Alemania. Ahora, la operadora se ha movido en el país germano, con un giro en la estrategia, marcado por una reducción del dividendo del 37%, para ampliar el esfuerzo inversor en las nuevas redes, con especial acento en el futuro 5G.

Y es que Alemania ha sido una de las gallinas de los huevos de oro de Telefónica en cuanto a generación de caja durante los últimos años. Desde su salida a Bolsa en 2012, la filial germana ha abonado dividendos por un importe total cercano a 4.800 millones de euros. Telefónica, como principal accionista con un 69,2% del capital (su participación ha oscilado entre el 63%, tras la compra de E-Plus en 2014, y el 75% tras la salida a Bolsa en 2012), ha percibido cerca de 3.300 millones en este periodo de tiempo.

Durante estos años, Telefónica Deutschland ha presumido de su alto dividendo, apoyado en su fuerte generación de caja, uno de los más altos del conjunto del sector de las telecomunicaciones en todo el mundo. De hecho, ejercicio a ejercicio, esta remuneración no ha dejado de crecer, con excepción de 2015, cuando la teleco repitió el mismo importe. En mayo de este año, la operadora abonó 0,27 euros por acción con cargo al ejercicio de 2018, que supusieron un desembolso total por encima de los 803 millones de euros, el mayor de su historia. De ellos, en torno a 555 millones correspondieron a Telefónica.

De cara al próximo año, la compañía abonará 0,17 euros por acción con cargo a las cuentas de 2019, que supondrán un desembolso total de 505 millones de euros, de los que cerca de 349 millones corresponderían a la matriz. La teleco insistió en que, pese al recorte, está comprometida con el objetivo de mantener una alta remuneración al accionista, que no ha cambiado desde la salida a Bolsa en 2012. Telefónica Deutschland insistió en que la citada cifra de 0,17 euros por título será el suelo del dividendo dentro una fase de aumento de la inversión. La rentabilidad por dividendo se mantiene en el 6,3%.

Algunos analistas se mostraron pesimistas ante este cambio aprobado por la compañía. Citi, por ejemplo, habló de decepción con la actualización estratégica de Telefónica Deutschland, indicando que aunque el recorte de dividendo y el aumento de la inversión eran esperados, no en la magnitud anunciada. También Barclays rebajó el precio objetivo de la acción de la teleco de 3,30 a tres euros, indicando que las nuevas previsiones eran más negativas de lo esperado.

Lo cierto es que el escenario ha cambiado, Telefónica Deutschland anunció en su día del inversor, celebrado en Londres, el inicio de un periodo de fuertes inversiones en el despliegue de nuevas infraestructuras. Un esfuerzo que ha obligado a reducir el dividendo. El ratio de capex frente a ingresos se situará en los dos próximos años en un rango entre el 17% y el 18%, frente al 13%-14% de los últimos ejercicios.

Los trabajos se centrarán en ampliar la cobertura de 4G a muchas zonas rurales, que actualmente carecen de acceso a esta tecnología, y en acelerar la capacidad urbana con el nuevo 5G, que es la gran apuesta de futuro. No es para menos. Telefónica Deutschland invirtió más de 1.400 millones de euros en la compra de espectro para 5G, en la subasta de frecuencias que tuvo lugar la pasada primavera. Los despliegues tienen una relevancia casi decisiva para las grandes operadoras, que se enfrentan al reto de cumplir las obligaciones de cobertura impuestas por el regulador en la citada subasta. Con ese objetivo, Telefónica, Vodafone y Deutsche Telekom anunciaron en noviembre un acuerdo para desplegar de forma coordinada y conjunta un total de 6.000 emplazamientos de telefonía móvil en zonas rurales del país.

Dentro de este escenario, Telefónica Deutschland reorganizará su espectro para hacer un uso eficiente de la tecnología, que incluirá el apagado de la red de 3G a final de 2022.

Deuda y crecimiento

El consejero delegado de Telefónica Deutschland, Markus Haas, afirmó que la compañía necesita este programa de inversiones a dos años para mantener el perfil de un flujo de caja libre atractivo en un escenario de fuerte competencia en el mercado. El ratio de deuda neta frente a ebitda, históricamente bajo, aumentará desde 1,8 veces a final de septiembre, a un máximo de 2,5 veces, si bien la empresa aseguró que mantiene un margen significativo para sostener su rating BBB con grado de inversión con Fitch. Esta calificación es, además, la mejor del conjunto del grupo.

En este contexto, Haas destacó ante los inversores que Telefónica Deutschland registrará un incremento acumulado de los ingresos del 5% en los próximos tres años. La teleco no quiso hablar de tasa anual de crecimiento del 1,6%, porque el avance no será uniforme en cada uno de los ejercicios. Dentro de este nuevo mundo del 5G, la operadora quiere capturar las oportunidades de crecimiento en distintas áreas. Telefónica busca ganar cuota de mercado en el ámbito de las zonas rurales con el 4G y reforzar su posición en las zonas urbanas, donde capta el 50% del tráfico, con el 5G. También quiere ganar presencia en el segmento empresarial, especialmente en pymes, donde su posición es menor frente a sus grandes rivales.

Finalmente, la filial teutona de Telefónica busca ampliar su posición en el segmento de las tarifas convergentes fijo-móvil. Para ello, la teleco ha cerrado acuerdos mayoristas de calado para acceder a las infraestructuras de fibra óptica y cable de Vodafone y Tele Columbus, que permiten a la filial de Telefónica acceder a 24 y tres millones de hogares, respectivamente.

La nueva apuesta estratégica está en marcha. De fondo, Telefónica Deutschland, que aporta más del 15% de los ingresos del grupo, tiene el reto de recuperar la confianza de los inversores. Sus acciones se dejan este año un 22%, hasta 2,66 euros, valor que otorga a la empresa una capitalización de 7.920 millones de euros. Eso sí, la operadora parece haber dejado atrás su peor momento en Bolsa, que llevó a los títulos a marcar un mínimo histórico de 2,11 euros en agosto pasado. Pero lejos están los 3,59 euros a los que cotizaba hace un año.

Fuente: Cinco Días