A menos que las Bolsas den un vuelco inesperado, muy pronto se producirán dos hitos que revelan la inmensa fortuna que están amasando las empresas tecnológicas: uno, que por primera vez una empresa alcanzará en Bolsa un valor nominal de un billón de dólares (lo que los americanos llaman trillion y comparable a la riqueza de un país como Indonesia, la decimosexta economía del mundo); y otro, que un solo hombre, el consejero delegado de Amazon Jeff Bezos, superará la marca de 150.000 millones de dólares de patrimonio (equivalente a un 12% del Producto Interior Bruto de España), según las estimaciones en tiempo real de las grandes fortunas que hacen Bloomberg o Forbes.

Los dos récords se explican por la confianza de los inversores en los valores tecnológicos. Son los mayores beneficiados de un ciclo al alza en la Bolsa estadounidense que según la mayoría de expertos comienza el 9 de marzo de 2009, tras la Gran Recesión.

Las siete mayores empresas del mundo por valor en Bolsa se dedican a las nuevas tecnologías, un dominio que recuerda al que en otras épocas tuvieron otros sectores revolucionarios, como los fabricantes de automóviles en los años cincuenta o sesenta, o las petroleras y manufacturas hace un siglo.

Al tiempo que las empresas de nuevas tecnologías están transformando nuestras vidas, sus dueños se están haciendo muy ricos, como ilustra la evolución en los últimos 25 años de la estimación de riqueza conocida hecha por Forbes (pincha aquí para consultar la base de datos). Ocho empresarios cuya riqueza tiene origen en el sector aparecen entre los 20 primeros de la lista (Jeff Bezos, de Amazon; Bill Gates, de Microsoft; Marck Zuckerberg, de Facebook;  Larry Ellison, de Oracle; Larry Page y Sergei Brim, de Google; Ma Huateng, de Tencent; y Jack Ma, de Alibaba).

Entre ellos amasan casi la mitad de la fortuna de ese grupo de élite, un 45%. Hace 25 años, los empresarios con fortunas iniciadas en medios de comunicación dominaban el top 20 y los empresarios de la tecnología solo representaban el 17% de la riqueza combinada.

El estadounidense Bezos ha duplicado su fortuna en poco más de un año gracias a la creciente popularidad de la tienda online Amazon, que él fundó en 1994 para vender libros por internet. El rápido crecimiento de su fortuna se debe sobre todo a la subida del valor de Amazon en Bolsa. Bezos es propietario de un 16% de las acciones. Bezos ha invertido en el sector aeroespacial (Blue Origin) y de periódicos (Washington Post). 

La popularidad del e-commerce ha afectado al negocio de tiendas tradicionales, que tratan de reinventarse. Uno de los empresarios más poderosos de ese sector, el español Amancio Ortega ha caído al sexto puesto de la lista Forbes. Su fortuna sigue creciendo pero más lentamente.

Algunos críticos recelosos de los posibles abusos de poder de las tecnológicas han pedido poner en marcha contra ellas regulación antitrust como la que dividió monopolios de eras anteriores. Apuntan por ejemplo que Google y Facebook acapararon el año pasado dos tercios de la publicidad online en EE UU.  Cuando ponemos en perspectiva el tamaño de estos gigantes, salta a la vista su tamaño colosal.

Si Apple o alguna otra tecnológica alcanza el billón de dólares (one trillion en inglés) de valoración bursátil, habría conseguido una cifra equiparable al Producto Interior Bruto (PIB) de Indonesia, la decimosexta economía del mundo, con más de 260 millones de habitantes. La cifra sería ligeramente inferior al 1,3 billones de la economía española.

Sin embargo, algunos creen inapropiadas las comparaciones con la concentración desproporcionada de dinero de los oligarcas de épocas pasadas. Profesores de la Universidad de Chicago han estudiado que el dominio de aquellos gigantes del pasado era mucho mayor que la de los actuales.

Cuando Apple superó en noviembre los 900.000 millones de dólares tenía una cuota del 3,2% de todas las inversiones en la bolsa estadounidense, según un estudio del profesor de la Universidad de Chicago Alexander Frankel.

Es un trozo del pastel mucho menor al 13% que tuvo la compañía de telecomunicaciones estadounidense AT&T en mayo de 1932, o más recientemente el 6,8% de IBM en enero de 1970. Parte de la explicación reside en que el número de empresas en Bolsa es ahora mucho mayor por lo que antes era más fácil para uno de esos colosos destacar sobre valores pequeños.

La riqueza exorbitante de Bezos y otros ricos del sector se explica en parte por el poco capital que necesitaron para poner en marcha sus negocios, razona Eric Zwick, economista de la Universidad de Chicago especializado en distribución de la riqueza.

«Los fundadores no necesitan mucho dinero para hacer crecer sus firmas», detalla Zwick, «así, terminan siendo dueños de una gran porción de una compañía muy grande».

Fuente: El País