Un hombre pasando por delante de una oficina de Banco SantanderUn hombre pasando por delante de una oficina de Banco Santander

Santander va a reforzar en casi un 25% su red de agentes financieros, coincidiendo con el cierre de sucursales tras absorber el Popular, para garantizar el servicio a sus clientes allí donde echar la persianilla supondría abandonar el municipio.

La entidad ha previsto ‘traspasar’ la gestión de 221 de las 1.150 oficinas incluidas en el plan de clausuras a gestores financieros externos y su número se elevará así desde los 600 actuales a más de 800, indican fuentes sindicales.

«Son oficinas en pueblitos donde el cierre supone que te vas. Buscas a un agente colaborador que, en muchos casos ya tiene una asesoría -en la que llevan temas de seguros o fondos de inversión de otras entidades- y le pagas una comisión por el mantenimiento de la cartera», explican a las citadas fuentes.

El recurso a este tipo de profesional se ha extendido en la banca para evitar descuidar a clientes en municipios donde clausuraban las oficinas, pero su uso, también en el Santander, viene de lejos.

Son profesionales autónomos a los que se les expide una licencia como ‘agente colaborador’, con capacidad para abrir cuentas, solicitar tarjetas, contratar productos aseguradores o de inversión, ayudar en la contratación de préstamos y que en muchos casos cuentan también con cajeros automáticos instalados por la entidad.

El local es propio y normalmente ofrecen productos de otras entidades financieras como aseguradoras. El banco se ahorra nóminas y costes de la sucursal y paga su contribución al negocio con el reparto de comisiones con el agente.

Las fuentes sindicales consultadas admiten su validez como fórmula para evitar dejar a clientes sin atención, aunque refieren que la capacidad del agente suele ser inferior a la del personal de un banco si carecen de la formación legal exigida para ofrecer productos de inversión (normativa
MiFID) o hipotecas (Ley de Crédito Inmobiliario).

La red cubre las potenciales carencias con un «tutelaje» desde las direcciones territoriales y su oficina de referencia valora, por ejemplo, la concesión de hipotecas.

La clausura de estas 221 oficinas y la búsqueda de agentes para continuar suministrando servicio en nombre del Santander es solo una parte del plan de cierre de 1.150 sucursales proyectado y que ha ejecutado en fases casi en su integridad. Los últimos 211 cierres los tiene programados
para el próximo día 22.

Va en paralelo con la ejecución del Expediente de Regulación de Empleo (ERE) negociado con sindicatos y por el que prevé la extinción de 3.223 puestos de trabajo vía prejubilaciones y salidas incentivadas.

Hasta finales de octubre se habían acogido a él y dejado el banco más de 2.000 personas y las fuentes consultadas creen que su cierre tendrá lugar iniciado ya el año 2020.

Fuente: Cinco Días