El vicepresidente y consejero ejecutivo del Grupo Santander y presidente de Santander España, Rodrigo Echenique, ha comparecido ante la comisión de investigación del Congreso de los Diputados que analiza la crisis financiera y bancaria de los últimos años, incluida la adquisición de Banco Popular por parte de Santander por un euro. En ella, Echenique ha insitido en la idea de que la adquisición fue un proceso sobrevenido para la entidad que preside Ana Botín. “No era un objetivo prioritario ni inmediato”, ha defendido Echenique ante la Cámara Baja.
En ella, el ejecutivo ha descartado cualquier irregularidad en las cuentas del ejercicio 2016 presentadas por Popular, las últimas formuladas en el mandato de su expresidente, Ángel Ron. Sobre ello, Echenique ha trasladado la tranquilidad del banco respecto a los litigios heredados de la entidad, y aseguró que, tras analizar los estados contables de entonces, los técnicos de Santander no han detectado ni errores ni falsedad alguna, aunque matizó que eso deben determinarlo en última instancia los auditores y la justicia. Esas cuentas han sido puestas en duda por el sucesor de Ron al frente de Popular, Emilio Saracho, y por la Comisión Nacional del Mercado de Valores, que en un informe reciente defiende que esas cuentas se debían haber reformulado.
Bajo la gestión de Saracho, Popular reexpresó las cuentas, haciendo elevar las pérdidas a 3.611 millones de euros. Echenique ha explicado que las cuentas de 2016 se elaboraron con la información y la normativa vigente en ese momento, y ha recordado que PWC, auditora de aquellos asientos contables, descartó que la entidad estuviera abocada a una reformulación al no generar “un impacto significativo”. “No hubo ocultación sino mala operatividad de los procesos internos del Popular, y una insuficiente dotación de medios técnicos y humanos”, apuntó Echenique, quien cree que los procesos abiertos en los juzgados no afectarán a Santander.
El ejecutivo también ha adelantado que el banco reclamará este año a Hacienda cerca de 1.000 millones de euros en activos fiscales este mismo año. Echenique reconoció que, a la hora de adquirir Popular, se tuvieron en cuenta el peso de los activos fiscales diferidos con los que contaba el Popular debido a las pérdidas de los ejercicios anteriores. “¿Si se va a pedir la compensación a las autoridades o el pago? Tenemos previsto pedir 1.000 millones, y la autoridad tributaria verá si es pago o compensación”, explicó Echenique.
Este también confirmó los ajustes que se llevarán a cabo en el grupo durante el próximo año, cuando se consolidará la absorción de Popular y Banco Pastor. Estos afectarán a oficinas y trabajadores. “En Madrid se encontrarán que en una esquina hay cuatro oficinas fruto de la adquisición que hicimos de otros bancos que fuimos comprando, de modo que tendremos que hacer una reordenación”, indicó Echenique.
“Fue una solución pésima”
Echenique también ha explicado que la adquisición de Popular, antes del proceso de resolución europee, era inviable, y solo este abrió la puerta a la operación, por un precio simbólico de un euro. “Nosotros teníamos otro objetivo. Es una solución pésima. Es dramático que un banco con 140.000 millones en activos se encuentre en proceso de resolución en Europa”. Sobre el precio de la operación, Echenique defendió que “Popular no valía nada. El precio no tiene nada que ver con el coste de la operación. Hubo que reforzar el capital de la entidad con 7.000 millones de euros e inyectar 13.000 millones en liquidez para que siguiera funcionando”
Fuente: Cinco Días