Santander ha decidido no amortizar los 1.500 millones de euros en bonos contingentes convertibles (cocos) que vendió en marzo de 2014 y pueden recomprarse a partir del quinto año desde su emisión al valor facial, explica fuentes del mercado.

“A la hora de decidir si canjear o no un bono, tenemos la obligación de evaluar el precio y equilibrar los intereses de todos los inversores. Continuaremos monitorizando el mercado para canjear las emisiones cuando se den las condiciones adecuadas”, señalan fuentes del banco. El mercado de los cocos asciende a 340.000 millones de dólares ( 310.000 millones de euros), según Bloomberg.

Otras fuentes del mercado añaden que esta es la primera vez desde que nació el mercado de AT1 que las condiciones económicas no respaldan la racionalidad de canjear una emisión en la primera fecha de vencimiento. La siguiente oportunidad de canje de este bono es en junio, con una nueva oportunidad cada trimestre al partir de entonces; la emisión de 1.200 millones de dólares de la semana pasada da además flexibilidad al banco para amortizar la de marzo de 2014 si el precio lo justifica.  

Hasta el próximo 12 de marzo estos cocos pagarán un 6,25% anual y a partir de entonces, curiosamente, bajarán de precio, puesto que abonarán un 5,41% más el midswap a cinco años en euros (el precio del dinero a ese plazo libre de riesgo), que se sitúa ahora el entorno del 0,13%. En este caso, reemplazar estos cocos sería más caro que mantenerlos. Cierto es que el banco puede amortizarlos cada tres meses, cuando paga el cupón, siempre que se den las circunstancias adecuadas.  Es la primera vez que se da este caso de que sea más barato mantener cocos antiguos que emitir nuevos, señalan fuentes financieras. 

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Los cocos son un tipo de deuda (llamada capital adicional de primer nivel o AT1) con capacidad para absorber pérdidas en determinadas circunstancias, en este caso si el capital baja del 5,125%, momento en el que los bonos se convierten en capital. Este tipo de deuda permite a los bancos mejorar sus ratios de capital sin emitir acciones. El BCE, en todo caso, no permite que más del 1,5% de los activos de la entidad esté respaldado por este tipo de capital. Santander tenía a cierre de 2018 exactamente ese porcentaje. Así, en caso de que decidiera rescatarlos tendría que emitir más la semana pasada, emitió 1.200 millones en dólares (unos 1.000 millones en euros), pero aun así le quedarían unos 500 millones de euros por emitir y cubrir esa diferencia.  

Santander también puede ejercer la opción de compra en mayo de otros cocos por 1.500 millones de dólares (unos 1.300 millones de euros). Estos pagarán a partir de entonces 4,788 puntos porcentuales más el midswap a un lustro en dólares, ahora en el 2,6%. El interés rondaría el 7,4%, por encima del 6,35% que pagan de momento.

Los inversores han dado por hecho, hasta el momento, que esta deuda se recompraba a los cinco años y se volvía a emitir, el mecanismo habitual en los vencimientos de bonos estándar. El banco español es uno de los mayores de Europa y sienta un precedente que los gestores de fondos no esperaban, al menos hasta noviembre, cuando el precio del bono empezó a caer en el mercado. BBVA, por ejemplo, ha optado por la recompra de 1.500 millones de euros el 19 de febrero. La diferencia es que el banco que preside Carlos Torres tiene margen de sobra, pues sin necesidad de emitir cocos nuevos y con contando con esa amortización exhibe un AT1 del 1,57%

El mercado esperaba, hasta hoy, que Ana Botín y su equipo se decidieran por la opción de compra, pero no ha sido así. Los bonos, que cotizaban ayer al 99% del nominal, se pagan ahora al 98%, cuando a principios de enero estaban en el 94%. En la presentación de resultados, hace dos semanas, el consejero delegado, José Antonio Álvarez, se mostró opaco al respecto: “Tomaremos una decisión en términos estrictamente económicos“, apuntó.

Sin sacudida en el mercado

Fuentes del mercado de capitales no prevén que la decisión de Santander de no amortizar su emisión de cocos vaya a provocar una sacudida entre los inversores. En parte porque la decisión no ha sido demasiado sorprendente y en parte porque se trata de inversores que además de esta emisión concreta de cocos, es probable que tengan en cartera otras de este tipo también emitidas por el banco y en las que no desean perder valor.

“Los que querían vender ya vendieron. El mercado está razonablemente preparado, la decisión de no amortizar era un riesgo cierto y Santander ha ido guiando al inversor en esa dirección”, añade un experto. Con su decisión, Santander ha resistido a la presión de los inversores que esperaban ganar dinero con una amortización al valor nominal y que ahora se van a encontrar con que el pago anual del cupón se reduce del 6,25% al 5,55%. “Es discutible hasta qué punto un banco emisor tiene que pagar todo lo que le pide el mercado en un producto perpetuo. Los inversores en cocos van a tener que acostumbrarse a una situación que va a ser mucho más común”, añaden desde una entidad.

Fuente: El País