La sociedad municipal Fomento de San Sebastián lleva años promoviendo un ecosistema tecnológico en la capital donostiarra que ya está dando sus frutos.

De hecho, el tejido empresarial instalado en la capital vasca ha captado el 1 % del presupuesto de casi 1.500 millones de la segunda fase del programa comunitario Instrumento Pyme. Los retornos alcanzados, que superan los 14,2 millones, sitúan a San Sebastián entre las ciudades de la UE que más fondos consiguen de Bruselas por los proyectos de las compañías ubicadas en su territorio.

Hasta 23 empresas donostiarras han participado en el citado programa Instrumento Pyme, tanto en esta segunda fase como en la primera. Son de diferentes sectores. Desde tecnologías de la información a nanotecnología, pasando por el de la seguridad y el de la biotecnología.

Sus productos y servicios avanzados les han hecho merecedores de las ayudas de la UE. Euken Sesé, gerente de Fomento de San Sebastián, ha recordado que el ecosistema tecnológico que propicia estos proyectos está integrado por 34 centros tecnológicos que suman 4.700 investigadores. La capital donostiarra dedica el 2,7 % de su PIB a programas de innovación.

Los empleados de Counter Craft, Bio.Tech.Foods y Graphenea están  muy lejos de cumplir los 40 años

La residencia Talent House, con alquileres económicos, es un reclamo de Donostia para los investigadores

Donostia aprovecha además su alta calidad de vida y sus atractivos turísticos, desde el surf a la gastronomía, para atraer y retener talento. El inglés Daniel Brett, uno de los tres fundadores de la empresa de ciberseguridad CounterCraft, conjuga la doble vertiente de especialista extranjero que llegó a San Sebastián para quedarse y poner en marcha una compañía tecnológica.

Con instalaciones en el Parque Científico y Tecnológico de Gipuzkoa, CounterCraft inició su actividad en septiembre de 2015. Los tres emprendedores cuentan ahora con una plantilla de 22 empleados. De ellos, dieciséis trabajan en el centro donostiarra, otros cuatro en Madrid y tres en Reino Unido.

Salvo los técnicos de las oficinas de Miramón, que están en fase de ampliación, todos trabajan en remoto desde sus hogares. CounterCraft es una de las empresas que ha obtenido este año fondos del citado programa Instrumento Pyme de la UE. También ha captado ayudas del Centro para el Desarrollo Tecnológico Industrial (Cdti).

La suma de estas aportaciones alcanza el millón de euros, que la compañía empleará en actualizar su producto, denominado Cyber Deception Platform, y que consiste en crear entornos ficticios en internet que sirven de cebo a los hackers. Sus clientes, una veintena de empresas de la lista Fortune 500, el medio millar de grupos que más facturan en el mundo, pueden así ir un paso por delante de estos ciber delincuentes y conocer sus técnicas.

La empresa donostiarra quiere reforzar sus actividades en Europa, Oriente Medio y Estados Unidos y en 2019 abrirá una ronda de financiación para buscar el apoyo de inversores que respalden sus planes. En este ámbito ya ha captado dos millones en 2018, que se suman a otros dos millones logrados con anterioridad.

La mayor parte de este dinero procede de corporaciones especializadas en ciberseguridad, como Adara, Orza, Wayra (filial de Telefónica), y Evolution Equity Partners. El mercado de ciberseguridad supondrá en 2020, según los analistas, un negocio de 2.600 millones de euros.

Los ataques en la Red crecen cada año. Ya no se trata solo de hackers solitarios, sino también de ex empleados y hasta de gobiernos.

Otra de las compañías donostiarras que ha captado parte de los fondos de Bruselas ha sido Graphenea, que concentra el 10 % de la producción material de grafeno, un material de gran resistencia y muy ligero, apenas perceptible al ojo humano.

Amaia Zurutuza, directora científica de la empresa, explica en las instalaciones de Miramón, muy cerca del centro de CounterCraft, que la empresa comenzó su andadura en 2010 con tres empleados. Ahora son veinticinco, con los que facturará dos millones este año, un 15 % más que en el ejercicio anterior.

Desde sus laboratorios del Parque Científico y Tecnológico de Gipuzkoa, Graphenea elabora el grafeno que luego será utilizado en otros centros de investigación para lograr avances en nuevos productos.

La empresa, que en octubre pasado recibió un premio a su trayectoria por parte de Fomento de San Sebastián, tiene capacidad para producir una tonelada de grafeno al año, aunque coloca tan solo un centenar de kilos en el mercado. Pero es un material con gran recorrido en la industria por sus características.

Bio.Tech.Foods es otra empresa donostiarra con una actividad que hace pocos años se hubiera catalogado de ciencia ficción. Mercedes Vila, una de sus cuatro fundadores y la directora científica del proyecto, explica su actividad, centrada en el alimento cultivado en el laboratorio de la compañía en el complejo CIC Nanogune.

En base a células de cerdo vivo, una máquina que recrea el funcionamiento de un organismo vivo produce el equivalente en carne de hasta 200 animales como el donante. Para su consumo posterior como salchichas o hamburguesas. Explicado por Vila en el laboratorio de Bio.Tech. Foods, el proyecto suena menos “crudo” de lo que parece.

Y es que la ganadería intensiva, con el sufrimiento animal que denuncian los ecologistas, no da para abastecer a una población mundial que come más carne que nunca. El planeta está habitado en la actualidad por 7.300 millones de personas, que en 2050 serán 9.700 millones.

Cada habitante consume al día 76 gramos de proteína de carne, un total de 202.000 millones de toneladas al año. En el mundo, las granjas de ganado acaparan una cuarta parte del agua y tierra útil del planeta y generan el 15 % de los gases de efecto invernadero.

Según los planteamientos de Mercedes Vila, la “carne ética” consumiría un 99 % menos de tierra y un 95 % menos de agua, con un recorte de las emisiones del 90 %. Bio.Tech. Foods ha abierto el proceso para captar 1,5 millones de financiación. Con este capital estará en condiciones de iniciar la producción en serie de su “carne sin sangre” a partir de 2021, según el calendario marcado por los reguladores.

En la actualidad, tan solo tres compañías en el mundo, incluyendo la donostiarra, operan en este ámbito.

Los fondos de la UE también han servido a Fomento de San Sebastián para financiar parte del proyecto del nuevo barrio de Txomin Enea, con 1.400 viviendas. Los primeros pisos se han entregado esta semana a sus propietarios, en una zona antes deprimida y propensa a las inundaciones por la cercanía del Río Urumea.

Txomin Enea contará con un sistema centralizado de calefacción, alimentado por astillas de bosques que no distarán más de 250 kilómetros de las calderas del complejo, que será gestionado durante los próximos quince años por las empresas Ferrovial y San José.

Los vecinos podrán conectar en pocos minutos con el centro de Donostia por autobús eléctrico o en bicicleta. Una zona antes deprimida y alejada de la capital que será un referente en eficiencia energética y en movilidad urbana. El proyecto ha contado con financiación de Bruselas a cuenta del programa Replicate, en el que también participan las urbes de Florencia (Italia) y Bristol (Inglaterra).

Fuente: Cinco Días