Se acabó la publicidad de las casas de apuestas en Italia. El nuevo gobierno del país vecino ha prohibido los anuncios en todas sus formas. El ministro de Empleo, Luigi di Maio, del Movimiento Cinco Estrellas, llamó a la media “decreto de la dignidad”, contra la ludopatía en ese país. Esta patología es el principal reto al que se enfrenta el sector, pero en España las asociaciones de empresarios se apresuran a minimizar su impacto. Hablan de que la incidencia en la población es de un 0,3% y de que se mezclan conceptos y adicciones, como la el enganche a las redes sociales o a los juegos que no reparten premios.

Mientras, el negocio publicitario supone una lucrativa fuente de ingresos para personajes públicos y medios de comunicación. Los deportistas Rafa Nadal, Cristiano Ronaldo, Neymar, Piqué, el exfutbolista Maradona, Vicente del Bosque, el actor José Coronado, el presentador Carlos Sobera… la lista de famosos que han ofrecido su imagen para promocionar el juego aumenta, aunque la inversión de las empresas en anuncios y patrocinios se ha estabilizado en unos 220 millones de euros anuales.

Pero hay un enorme agujero en la regulación de la publicidad porque no se ha aprobado un reglamento que desarrolle la Ley del Juego aprobada en 2011. Las empresas se acogen al código de conducta de la Dirección General de Juego firmado en 2012, que dicta una serie de principios para la “autorregulación” del sector bajo la supervisión del organismo independiente de la industria publicitaria Autocontrol.

Las reglas actuales

Ese código prohíbe, por ejemplo, que los anuncios sugieran “que el juego puede mejorar las habilidades personales o el reconocimiento social”. También prohíbe que se entienda que esta actividad “puede ser una solución a problemas financieros”, y que se realicen “ofertas de crédito a los participantes”. En otro de sus puntos elimina la posibilidad de que la publicidad dé la impresión de que “la habilidad o la experiencia del jugador eliminará el azar de que depende la ganancia”

Pero la norma definitiva debería ser el real decreto que no llega y que, entre otras cosas, también regula la presencia publicitaria de operadores en redes sociales. El último borrador se presentó en noviembre de 2017, el sector hizo sus alegaciones, pero no fue una prioridad para el anterior Gobierno. “Hay un conflicto de interés claro con este real decreto, y es que el Estado por una parte quiere limitar la publicidad de los privados y, por otra, no quiere hacerlo con su propia empresa [Loterías y Apuestas del Estado] que es la más rentable”, analiza un empresario del juego.

Desde el Ministerio de Economía dicen ahora que han retomado la tramitación de la norma, y que no quieren que su aprobación se retrase demasiado. “Faltan algunos informes, será cuestión de meses”, apunta un portavoz.

La reglamentación, tal y como se planteó en sus inicios, limita el uso de la publicidad de forma más clara que el código actual. En cuanto a la aparición de personajes famosos, estarán obligados a mencionar en el anuncio la coletilla de “juega con responsabilidad”. No se podrá asociar directamente la actividad del juego al “éxito profesional, relevancia o notoriedad”, de la persona que realice el anuncio.

El borrador dedica un capítulo a la protección específica de los menores de edad, cada vez más invadidos por mensajes de juego. También aclaran que no se puede confundir a los participantes respecto a la naturaleza del juego, o con los bonos de promoción, que tendrán que delimitar claramente cuánto se tiene que gastar el consumidor para poder acceder a ellos.

Fuente: El País