Empieza el curso político y el ciclo presupuestario. Para elaborar un presupuesto es conveniente un análisis macroeconómico del entorno que condicionará los ingresos públicos previstos y fijar objetivos de déficit que condicionarán los gastos. Se habla de desaceleración, pero las previsiones para 2018 anticipan que el PIB crecerá próximo al 2,7%, la misma previsión que el Gobierno anterior envió a Bruselas en abril en el Programa de Estabilidad.

La economía se está comportando mejor de lo previsto, ya que esa previsión se hizo con el precio del petróleo a 67 dólares por barril para el promedio del año. El Gobierno de Rajoy anticipaba que si el petróleo subía a 75 dólares, algo que ha sucedido, el PIB sólo crecería un 2%. Y, por fortuna, esa previsión negativa no se ha cumplido.

El problema es que además de la subida de los precios del petróleo, el comercio mundial se ha frenado, lo cual ha afectado negativamente a las exportaciones españolas, y la intensa depreciación de la lira turca y la bajada de precios de nuestros competidores low cost (Turquía, Egipto o Túnez) ha afectado negativamente al sector turístico español este verano.

Por lo tanto, este nuevo escenario aumenta la incertidumbre sobre el crecimiento del PIB y los ingresos públicos para 2019. Las previsiones para el próximo año siguen anticipando un crecimiento del PIB próximo al 2,4%, la misma tasa que el Gobierno anterior de Mariano Rajoy anticipó en el Programa de Estabilidad enviado a Bruselas. Pero, como nos enseñó Aristóteles, la prudencia es una virtud, especialmente cuando tomas decisiones sobre un futuro por naturaleza incierto.

Advertencia de la Comisión

Pero el gran cambio en los presupuestos para 2019 es que España cumplirá el Pacto de Estabilidad, al cerrar este año con un déficit inferior al 3% del PIB, y se activa el mecanismo preventivo. El comisario de Economía, Pierre Moscovici, advirtió ayer en Madrid a la ministra de Economía que su preocupación ya no es la senda de déficit, sino que está esperando el plan de ajuste con medidas concretas para reducir el déficit estructural. El mismo ajuste que Rajoy, Guindos y Montoro deberían haber presentado en 2018, pero con malas artes se infló artificialmente el déficit de 2017 para que fuera superior al 3% del PIB.

El nuevo Gobierno ha heredado la mayor deuda pública de la historia, tiene que emitir en deuda pública en 2019 la mayor cantidad de la historia, el 20% del PIB, se estrenó con un presupuesto del PP que va a incumplir de nuevo los compromisos con Bruselas, en 2019 el BCE ya no comprará nuestra deuda y comenzamos a ver episodios de inestabilidad financiera global en países emergentes y en Italia.

El BCE aprobó el programa de compras de deuda pública para que los gobiernos tuvieran más tiempo para hacer el ajuste fiscal sin inestabilidad y aumentos de sus primas de riesgo. Todos los países del euro desde 2015 han hecho sus deberes menos Francia y España. Rajoy y su equipo económico perdieron un tiempo precioso para un país altamente endeudado con el exterior y ahora hay que hacerlo sin el apoyo del BCE. Veremos.

Fuente: El País