Corría el año 2008. La burbuja inmobiliaria aún no había explotado en España y el presidente José Luis Rodríguez Zapatero fantaseaba con que en unos años superaríamos en renta per cápita a Francia. Por aquel entonces los bancos comenzaron a ofrecer las hipotecas inversas. Se trataba de un préstamo destinado a mayores de 65 años, que permitía la generación de una renta mensual de por vida, poniendo como garantía su propia vivienda.
Durante la última década, la contratación de este tipo de hipotecas ha sido residual. En un estudio elaborado por la Fundación de Estudios Financieros se enumeran todos los factores que han contribuido para este fracaso comercial.
«Cuando empezaron a sacar las primeras hipotecas inversas, el mercado aún no estaba maduro», explica Mercedes Ayuso, profesora de la Universidad de Extremadura y coautora del estudio. La investigadora cita otras cinco causas:
- Se trataba de un producto complejo de difícil explicación para las personas mayores.
- La crisis inmobiliaria y el desplome de los precios de la vivienda lo convirtieron en poco atractivo.
- Hay un factor cultural que hace que la gente no quiera dejar en herencia una vivienda con cargas.
- Los gastos iniciales y seguros incrementaban el coste de la operación.
- Los bancos han temido la existencia de reclamaciones futuras y el posible daño reputacional.
A estos factores se podría añadir uno más, los bajos tipos de interés. «La política monetaria del Banco Central Europeo ha sido muy importante para salir de la crisis, pero con los tipos tan bajos las rentas que se pueden ofrecer a quienes contratan una hipoteca inversa son necesariamente bajas», explicaba en el foro de presentación del estudio José Luis Sánchez Bascones, director general la ‘joint venture’ de Mapfre y Bankia para vender seguros de vida.
Durante la presentación del estudio Sector Asegurador: impacto de las tendencias macroeconómicas y demográficas, los expertos de la industria insistieron en la necesidad de buscar potenciar productos que facilitasen hacer líquido el patrimonio inmobiliario que acumulan muchas personas mayores. Convirtiéndolo en rentas vitalicias podrían completar su pensión de jubilación y hacer frente al aumento de los gastos sanitarios y de dependencia.
Uno de los vehículos que está funcionando, como alternativa a la hipoteca inversa es el seguro de rentas vitalicias. «Este tipo de producto tiene la ventaja de permite la exención fiscal de las plusvalías generadas al vender patrimonio, siempre que el dinero se destine a un seguro de rentas. Se puede aplicar al vender una segunda residencia, una licencia de taxi o un despacho de farmacia», explica Carlos Esquivias, gerente de la comisión de vida y pensiones de Unespa, la patronal aseguradora.
En lo que va de año, cerca de 22.244 personas han optado por contratar un seguro de rentas vitalicias. Este tipo de producto tiene ya un volumen de ahorro bajo gestión de casi 2.000 millones de euros, unos niveles nunca alcanzados por las hipotecas inversas. Durante el último año, la banca ha tratado tímidamente de tantear el mercado para ver si puede relanzar la hipoteca inversa, pero no ha llegado a apostar claramente por este producto.
«El beneficio fiscal es clave», apunta Ayuso. «El último premio Nobel de Economía, Richard Thaler, demostró la importancia de la economía conductual para explicar la actitud de la gente en el ahorro a largo plazo. Él defiende que los poderes públicos deben dar un pequeño empujón a la gente para tratar de tomar decisiones que serán buenas para ellos, y este es un buen ejemplo».
La industria aseguradora quiere convertirse en un referente ante los desafíos que supone el aumento de la longevidad. Al aumento del gasto sanitario y en dependencia, se suman las dudas sobre la sostenibilidad de un sistema público de pensiones que es uno de los más generosos de Europa.
«El seguro ha demostrado que sabe lidiar con la longevidad y que será capaz de convertirse en un aliado de las administraciones públicas para proveer a las personas mayores de todas las necesidades financieras y de cuidados que requieran a medida que van envejeciendo», apuntaba en la clausura de la jornada Sergio Álvarez Camiña, director general de Seguros y Fondos de Pensiones.
Fuente: El País